La selva amazónica es el tesoro natural más grande del mundo con unos 5.5000.000 kilómetros cuadrados que ocupa múltiples países como Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
La Amazonía es hogar de aproximadamente 10% de todas las especies conocidas en la Tierra y de numerosas tribus indígenas. Muchas de estas han desaparecido, pero dejaron numerosos secretos escondidos en la selva.
Este fue el caso de un equipo de arqueólogos del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasil (IPHAN), el cual se interesó en encontrar una respuesta a grabados rupestres tallados en rocas hace miles de años.
Una intensa sequía en la selva amazónica reveló una gran cantidad de grabados milenarios en las rocas del río Negro, que habían pertenecido ocultos bajo el agua hasta ahora.
El yacimiento arqueológico, llamado Ponto das Laje, se ubica en la zona rural de Manaos, la capital del estado y la ciudad más grande de la región.
Estos revelan rostros humanos, animales y diversas figuras, los cuales según el arqueólogo Jaime Oliveira, datan de entre 1000 y 2000 años de antigüedad y supuestamente fueron creados por comunidades indígenas agrícolas que habitaron la región.
A pesar de que el descubrimiento ya era conocido por la comunidad arqueológica local tras una sequía de gran magnitud en 2010, los grabados no habían sido vistos nuevamente desde entonces.
Este tesoro arqueológico resurgió debido a una disminución del río Negro, uno de los principales afluentes del Amazonas, provocada por una de las sequías más severas registradas en Brasil en los últimos 120 años.
Este tipo de descubrimiento es conocido como petroglifo, que se refiere a las marcas rupestres en las rocas que indican la presencia de actividad humana en la antigüedad.
A pesar de que se desconoce el uso exacto de estos grabados, el Instituto Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico de Brasil sugiere que podrían haber sido utilizados para facilitar la comunicación entre los diversos grupos que habitaban la región.
Los científicos consideran que este hallazgo significa un legado cultural invaluable y proporciona valiosa información sobre las antiguas comunidades.
Además, la reaparición de estos petroglifos deja en evidencia las causas del cambio climático, las cuales se evidenciaron en falta de lluvia y por lo tanto severas sequías en región.
Oliveira indicó que es la segunda vez en años que estos grabados quedan al descubierto. "El nivel del río Negro ha estado mucho más bajo que el año pasado", advirtió el arqueólogo.