Rosa Pérez Garijo, vecina de Catarroja, denuncia que la tragedia, al menos "en parte", se hubiera podido atenuar "si a mediodía se hubiera hecho una alerta para que todo el mundo se quedara en casa"
Devastación en la Zona Cero: fango, millones de euros en destrozos y sin luz
Rosa Pérez Garijo, vecina de Catarroja y exconsellera de Transparencia de la Generalitat Valenciana en la etapa del Pacte del Botànic, vivió una situación terrorífica con su familia: durante casi un día su pareja estuvo ilocalizable tras haber vivido una situación de riesgo extremo mientras sus hijas adolescentes permanecían solas y prácticamente incomunicadas. “La situación vivida en la tarde noche del 29 de octubre y la madrugada del 30 hasta el mediodía fue terrorífica”, relata la exconsellera.
Pérez Garijo, que se encontraba fuera de Catarroja, habló con su pareja al mediodía del martes cuando “nada podía hacer presagiar todo lo que iba a pasar y las cosas más graves que podían haber pasado”. “Para empezar”, añade, “las niñas fueron al instituto con normalidad, las clases acabaron a las 14.45”. Se trata de un centro educativo “pegado” al barranco del Poyo, epicentro del desastre.
Las clases, lamenta, no se suspendieron a pesar de que “a las 12.20 ya había un aviso” de la Confederación Hidrográfica del Júcar que “hacía previsible que iba a desbordarse”. Una de sus hijas tenía programada una clase extraescolar de inglés en una avenida de Catarroja que “se hundió por completo y arrasó muchos coches”. “En el último momento dijimos que no fuera”, recuerda, aliviada, Rosa Pérez Garijo.
Su pareja le pudo avisar de que había conseguido salir “con dificultades” de su centro de trabajo en Massanassa, una localidad pegada a Catarroja también muy afectada por la DANA. A las 20 horas, perdió la comunicación con su pareja. Poco después, llegó a los móviles de los vecinos de la provincia de València la alerta automática. A partir de ese momento, no supo nada más de su compañero.
Al día siguiente, cuando por fin pudo comunicarse con él y confirmar que estaba vivo, supo que se salvó de milagro de una situación de riesgo extremo. “Me contó que acabaron acogiéndolos en una casa con muchísima gente más, donde pudieron pasar la noche, y las dificultades que tenía después para todo porque Massanassa estaba colapsada, con fango, coches amontonados, muy terrorífico”, abunda.
Su pareja y una quincena de personas más acabaron refugiados gracias a unos vecinos “que no conocían y que iban recogiendo a la gente”. “Si no, no se salvan”, explica Rosa Pérez Garijo.
Toda esa parte de la historia la supo muchas horas después. Mientras su pareja permanecía ilocalizable, sus dos hijas “estaban solas en casa, sin luz”. “Pude localizar a un vecino para que estuviera pendiente de lo que les hacía falta y, a las 11 de la noche, se cortaron las comunicaciones, ya no podía hablar con mis hijas”, dice la dirigente de Esquerra Unida.
El miércoles, a las 9 de la mañana, una de sus hijas bajó a la calle para ayudar a los vecinos y encontró un punto donde había algo de cobertura para el móvil. “Me pudo llamar y me dijo que su padre no había vuelto”, rememora.
La exconsellera y su familia, al igual que todos los vecinos de las zonas afectadas por la DANA, aún permanecen en 'shock', aliviados por haberse salvado y haciendo recuento de los daños materiales sufridos. “Fueron muchas horas sin tener noticias, los teléfonos funcionaban muy poco, a veces podía hablar con mis hijas y sin saber nada, muy terrorífico. Por fin, a las 12 del miércoles, pudo llegar a casa, me llamaron y pude hablar con él”.
Rosa Pérez Garijo considera que la tragedia vivida en la provincia de València, al menos “en parte”, se hubiera podido atenuar “si a mediodía se hubiera hecho una alerta para que todo el mundo se quedara en casa”. La alerta automática llegó a los móviles de los ciudadanos de la provincia de València cuando la situación ya hacía horas que apuntaba a una descomunal tragedia.