Las probabilidades se están inclinando tanto hacia la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos como hacia el control del Congreso por parte de los republicanos.
Por ello, los inversionistas han comenzado a comprar los activos que prosperaron tras la victoria del expresidente en 2016, según Michael Hartnett, estratega de Bank of America.
El comportamiento de los precios en la última semana muestra que los bancos, las acciones de pequeña capitalización y el dólar están “anticipando los movimientos alcistas de 2016″, escribieron Hartnett y su equipo de estrategas de BofA en una nota.
La renta variable estadounidense y el dólar subieron inmediatamente después de la victoria de Trump sobre Hillary Clinton en noviembre de 2016.
Desde principios de octubre, la cesta de acciones de Goldman Sachs que se beneficiaría de una victoria republicana ha superado decisivamente a la cesta demócrata.
En contraste con las acciones, los bonos del Gobierno de EU están estructuralmente en una tendencia a la baja, ya que ninguno de los dos candidatos presidenciales se presenta en una plataforma que considere equilibrar el presupuesto federal, sostuvo Hartnett.
El equipo de BofA apuntó a las probabilidades de apuestas que muestran crecientes expectativas de que los republicanos puedan “arrasar” en la elecciones, es decir, ganar tanto la Casa Blanca como las dos cámaras del Congreso. Un resultado así facilitaría la agenda de Trump, particularmente en asuntos como los nuevos aranceles comerciales, los recortes fiscales y una mayor desregulación.
Las encuestas nacionales, sin embargo, no apuntan todas a una barrida republicana. Una encuesta nacional de Marquette Law School del 16 de octubre, mostró que Kamala Harris tiene 48 por ciento de apoyo entre los probables votantes frente a 47 por ciento de Trump.
Martha Bárcena, exembajadora del Gobierno de López Obrador durante el primer mandato de Trump, dijo que el regreso del republicano a la Casa Blanca traería retos más grandes debido a las posiciones extremas y al estilo de negociación del empresario, donde siempre hay un claro ganador y perdedor.
Desde 2023, México desplazó a China como el mayor socio comercial de Estados Unidos, lo que ilustra qué tan grave puede ser el daño si Trump impone aranceles a todos los productos fabricados fuera de su país.
Christopher Landau, exembajador del Gobierno de Trump en México, agregó que una nueva administración de Trump pondría el foco en frenar la creciente inversión china en algunos sectores de México, como el automotor.
Estados Unidos “no puede permitir que China se aproveche del libre mercado en Norteamérica”, advirtió.
Con información de EFE
