Imagina un rincón entre la frontera de Portugal y España, en el Algarve, donde la elegancia y el encanto de la Belle Époque se mantienen intactos. Así es el Grand House , un hotel cinco estrellas situado en la ciudad portuguesa de Vila Real de Santo António , un lugar que parece sacado de una película clásica, como la inolvidable Casablanca. Con un estilo único que fusiona el modernismo con el barroco y toques coloniales , este refugio ofrece una experiencia única que transporta a sus visitantes a otra época, todo ello con impresionantes vistas al río Guadiana y, más allá, a las costas de Huelva. El Grand House es una joya arquitectónica que combina el espíritu de los locos años veinte con un aire refinado y contemporáneo. Desde su exterior, con detalles ornamentales que recuerdan a las grandes mansiones coloniales, hasta su interior decorado con molduras originales, lámparas de araña y mobiliario de época , cada rincón del hotel respira historia. El edificio, originalmente conocido como el Grande Hotel Guadiana, fue concebido para ser un punto de encuentro de la élite europea que, en los años 20, viajaba para la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Con vistas privilegiadas al Guadiana, el hotel se erigió como un símbolo de lujo en el sur de Portugal . Sin embargo, tras años de abandono, este hotel renació en 2019 tras una exhaustiva restauración, recuperando todo su esplendor y añadiendo toques de modernidad que lo convierten en una opción irresistible para quienes buscan una estancia de lujo. El diseño ecléctico del Grand House, mezcla de Art Nouveau y detalles barrocos , invita a los huéspedes a sentirse en casa, pero en una casa cargada de historia y glamour. Las habitaciones del Grand House son espacios que combinan lujo, confort y un diseño meticulosamente cuidado. Divididas en tres categorías — pequeñas, medianas y suites —, cada una ofrece algo único. Las habitaciones pequeñas, aunque más compactas, están llenas de encanto, con sus techos abuhardillados y ventanas francesas que inundan la estancia de luz natural. Por otro lado, las habitaciones medianas, de entre 24 y 32 metros cuadrados, están pensadas para ofrecer una mayor comodidad, con vistas a la pintoresca ciudad de Vila Real de Santo António o al río. Las más exclusivas son las Grand Suites, que, con sus grandes ventanales, ofrecen un espectáculo visual tanto del río Guadiana como del puerto deportivo cercano. El mobiliario de época, los detalles en madera y las lámparas vintage completan una atmósfera de sofisticación. El hotel ha cuidado cada aspecto para que los huéspedes se sientan mimados. Desde la ropa de cama de alta calidad , fabricada en Portugal, hasta los productos de cosmética natural provenientes del Algarve, cada detalle ha sido seleccionado para garantizar una experiencia de bienestar. Uno de los grandes atractivos del Grand House es su propuesta gastronómica, que combina la riqueza de los productos locales con una ejecución refinada. El Grand Salon , el restaurante principal del hotel, ofrece una auténtica experiencia culinaria que destaca por su fusión de tradición y modernidad. Al mando de la cocina está el chef Jan Stechemesser , quien ha sabido capturar los sabores del Algarve en cada plato. Desde la frescura del pescado recién capturado hasta los productos locales como el cerdo ibérico y los mariscos, todo en el menú rinde homenaje a la riqueza de la gastronomía portuguesa. Uno de los espacios más emblemáticos del hotel es su Grand Beach Club , situado en la desembocadura del río Guadiana, donde el río se encuentra con el Atlántico. Con una piscina infinita y vistas impresionantes al mar , este lugar es perfecto para relajarse y disfrutar de cócteles mientras se pone el sol. El restaurante del Beach Club es también una delicia para los sentidos, con una oferta que incluye ceviches, pulpo a la parrilla y hamburguesas gourmet. El hotel se construyó en un momento de auge económico, cuando la pesca y la industria conservera impulsaban la economía local. Hoy en día, aunque los tiempos han cambiado, la esencia de esos años dorados aún se percibe en cada rincón del hotel. Y es que hospedarse en el Grand House es como alojarse en la frontera misma entre España y Portugal. Al otro lado del río Guadiana se ve perfectamente la provincia de Huelva , aunque desde las ventanas del hotel es el paisaje portugués el que domina. En este punto del Algarve, alejado de las multitudes que suelen inundar las costas portuguesas, se encuentra este encantador rincón del país vecino. Vila Real de Santo António, con su arquitectura pombalina y sus calles de clásico empedrado portugués , ofrece una alternativa turística a los sobrepoblados destinos turísticos del Algarve, pero con la cercanía suficiente a lugares de interés como Castro Marim o las playas de Isla Canela.