Pese a estar ubicada en una de las calles más sofisticadas de la capital (Velázquez, 62), la oferta gastronómica de Bless no lograba sobresalir, excepto cuando se trataba de picotear en su rooftop «Picos Pardos» en el verano. Cuando la marca asumió que algo no estaba funcionando, Pombo llegó para hacer un arriesgado cambió, cuyo resultado final, ha dejado con mejor iluminación y distribución al espacio. Siguiendo la tendencia «back to basic» el hotel retoma la esencia de lo que eran sus raíces como el Gran Hotel Velázquez. Ahora, se aprecian mejor los detalles, como la cúpula central que pasaba desapercibida cuando estaba encima de su anterior coctelería. En su lugar, «Pinzelada Lounge» se ha ampliado para ser la cara y el primer encuentro del hotel, bajo el concepto «Umbral hacia el lujo». Aquí, todo puede suceder, desde desayunos prolongados, comidas, tardes de té o bebidas o exclusivas cenas. Todo, en relajantes sofás adecuados a cada momento del día y «a la altura de Bless».
Con la valla ya alta en cuanto al espacio, el chef Álvaro de Frutos, ha hecho lo suyo en su propuesta gastronómica, diseñando una carta culinaria que combina lo mejor de la dieta mediterránea. Su menú ejecutivo está pensado en quienes buscan una opción sofisticada y accesible. Además, la renovada barra del hotel presenta una innovadora carta de cócteles, donde destacan creaciones originales como el Hugo, The Traveler o el French 75. Hay quienes dicen que en el lobby de un hotel «pasan cosas», cosas que no pasaban en Bless por la opacidad que había, la marca parece haber despertado de un sueño y anuncia interesantes novedades de invierno y Navidad que esperamos con ansias.