Hace apenas una semana la policía de Londres anunció que tras la emisión del documental de la BBC 'Al Fayed: Un depredador en Harrods' había recibido 40 nuevas denuncias de violación o agresión sexual contra el egipcio, difunto propietario de los grandes almacenes londinenses y padre de Dodi, pareja de la princesa Diana de Gales que murió con ella en un accidente de tráfico en la ciudad de París en 1997. Según fuentes policiales se trata de «cuarenta nuevos testimonios, que abarcan delitos como agresión sexual y violación durante el período de 1979 a 2013». Las denuncias serán «examinadas» para determinar si pueden dar lugar a procesamientos contra personas distintas al propio Al-Fayed, fallecido en agosto de 2023 a la edad de 94 años . Más de 200 mujeres, que acusan de violencia sexual al empresario egipcio, que se convirtió en propietario de Harrods en 1985 y del club de fútbol Fulham FC entre 1997 y 2013, período en el que el equipo londinense fue finalista de la Europa League en 2010. La prensa inglesa recoge que entre las víctimas del multimillonario hay cuatro futbolistas. Una de ellas, Ronnie Gibbons , antigua capitana del club Fulham, ha denunciado los abusos en una entrevista con el medio 'The Athletic'. Según su testimonio, fue reclamada dos veces en la oficina de Al Fayed en el centro de Londres, donde fue «besada, agarrada y manoseada». «Era rubia, delgada, me llamaban la David Beckham del fútbol femenino en los medios. Todo el mundo sabía que a Al Fayed le gustaban las mujeres y las chicas rubias», relata Gibbons. «Me llevaron a su oficina y no sé si la puerta se cerró automáticamente o alguien la cerró, pero llegué y solo estaba él. Sus hijos no. No había nadie y ya pensé que era muy raro. Entonces me cogió y me intentó besar . Con sus brazos agarraba los míos y no le podía empujar. Era una situación de control, de decirme 'te estoy dominando'». «Me siguió agarrando y trató de tirar de mí y besarme en la boca. Me moví para que solo pudiera besarme en la mejilla. Llevaba la camiseta del Fulham e instantáneamente noté el sudor en mi espalda. Era muy incómodo. Me quedé congelada», agrega Gibbons, que recuerda que el empresario intentó que se sentara en sus piernas y se ofreció a comprarle cosas. « Me sentí afortunada porque me pude ir sin enfadarle y sin tener que vivir algo peor ». Tras esa primera visita a las oficinas de Al Fayed, la exjugadora siguió recibiendo llamadas del empresario y volvió a ser convocada en un par de ocasiones más a sus oficinas . Gibbons explica en la entrevista que sintió la necesidad de contar su experiencia después de ver en el documental de la BBC a Gaute Haugenes, entrenador del Fulham femenino en 2001, explicando que trataron de proteger a las jugadoras porque sabían cómo era Al Fayed. «No fue el entrenador cuando tuve esas reuniones pero tenía que saber que Al Fayed quería algo conmigo», lamentó.