Fue en Doha, a dos días de la final del Mundial de Qatar, cuando Gianni Infantino confirmó la creación del nuevo Mundial de clubes , un torneo cuatrienal a celebrar en verano con los 32 mejores equipos del planeta. Un formato a imagen y semejanza del que triunfa con las selecciones y que pudiese poner fin a la idea poco cuajada del anterior Mundialito, en el que se reunía durante el invierno a los campeones de cada Confederación. Meses más tarde hicieron oficiales los criterios de clasificación para los clubes, la distribución por continentes y la sede de la primera edición: Estados Unidos. También las fechas: del 15 de junio al 13 de julio. No hizo falta más, el lío estaba servido. Ahora, a ocho meses de la ceremonia de inauguración, presumiblemente en el Hard Rock Stadium de Miami, aumenta la intensidad y el volumen de las quejas de aquellos que no comulgan con este nuevo Mundial , puesto a la fuerza en el calendario sin un acuerdo previo ni con los jugadores, ni con los clubes ni con las Ligas. «Un solo partido del Madrid vale 20 millones y la FIFA quiere darnos esa cifra para todo el torneo: negativo. Como nosotros, varios clubes rechazarán la invitación», dijo Carlo Ancelotti en una entrevista a un medio italiano el pasado mes de junio, unas declaraciones que el Real Madrid tuvo que desmentir casi de inmediato, pero que dejaron claro el malestar del equipo blanco, y de otros muchos, con la imposición del máximo organismo internacional. Desde entonces se han ido alzando otras voces críticas. Las Asociaciones de futbolistas de Francia e Inglaterra presentaron sendas demandas ante la Corte de Comercio, en Bruselas. Y el pasado lunes, la división europea de Fifpro , el sindicato mundial de futbolistas, junto con la asociación de Ligas Europeas, presentó una reclamación ante la Comisión Europea en la que acusaba a la FIFA de abusar de su posición dominante a la hora de establecer los calendarios y por la continua ampliación de los torneos. «No queremos ese Mundial, que lo retiren ya», enfatizaba ese día Javier Tebas, presidente de LaLiga, quien además aseguraba que el órgano rector del fútbol mundial no ha vendido los derechos televisivos ni ha conseguidos los patrocinios que había presupuestado para el pago a los clubes participantes, lo que obligaría a la FIFA a utilizar fondos propios para financiar el nuevo certamen. A favor del torneo no se han escuchado demasiadas voces. Una es la de Nasser Al Khelaifi, presidente del PSG, alineado con Infantino. «Quien tenga quejas, que no lo juegue», espetó el catarí la semana pasada, al término de una reunión de la Asociación de Clubes Europeos. «Los salarios de los futbolistas suben y suben, pero después los ingresos son los mismos. Lo que intentamos es recuperar el dinero de sus costes». Una idea refrendada ayer por Karl-Heinz Rummenigge:. «Los jugadores y sus asesores han caído en esta trampa. Sus quejas obligan a los clubes a buscar más ingresos», dijo el exdelantero y dirigente del Bayern Múnich en una entrevista a la revista germana 'Kicker'. Y del descontento, al desconcierto, porque el Mundial de clubes trae aparejadas numerosas dudas sobre qué va a ocurrir con los contratos de los futbolistas durante las fechas en las que transcurra. A muchos se les acabarán los contratos el 30 de junio, justo en mitad del torneo, mientas que otros podrían aprovechar la ventana estival de fichajes para reforzar a un club rival. Eso, sin tener en cuenta la dificultad de conciliar las diferencias en los periodos de inscripción y los calendarios de cada club. ¿Podría darse el caso de que un jugador iniciase el Mundial con un equipo y lo terminase con otro? ¿Habrá jugadores que disputen solo la primera fase y no las eliminatorias al quedarse sin contrato? ¿Y si alguien paga la cláusula de un jugador justo antes de la final? La FIFA ha intentado resolver ese asunto abriendo un periodo de inscripción excepcional a los 32 equipos participantes entre el 1 y el 10 de junio, antes de que empiece la competición. Una vez comenzado, coincidiendo con la finalización de la fase de grupos y el inicio de las eliminatorias, se abrirá un nuevo periodo de inscripción (del 27 de junio al 3 de julio) a fin de que los clubes puedan cubrir las bajas de los jugadores cuyos contratos finalicen el 30 de junio. La FIFA, además, anima a los clubes a ampliar esos acuerdos a punto de extinguirse hasta más allá de la conclusión del campeonato. «La ventana del 1 al 10 está metida con calzador pensando en esa competición. Pero como las ligas europeas ya habrán terminado para ese momento no tiene por qué perjudicar a ningún club», afirma a este periódico Toni Roca, director del despacho especializado en fútbol Himnus y del Sports Law Institute . «No va a suponer ninguna modificación sustancial a lo que tenemos hoy en día. Respecto al resto de casos durante el torneo habrá que esperar a que la FIFA publique el Reglamento completo y estudiarlo bien. No creo que acepten nada que distorsione o vaya contra la integridad de la competición, que es uno de sus caballos de batalla». «La FIFA no puede regular nada desde el ámbito laboral sin acuerdo del empleado y del empleador. ¿Ha consultado con alguien?», se preguntaba Tebas el pasado lunes, empeñado de nuevo, como ya hizo en el caso Superliga, en convertirse en el adalid del cambio en la gobernanza del planeta fútbol.
