Cuando he tenido responsabilidades en una redacción he procurado rechazar el uso de la perezosa expresión «no descarta» en los titulares. No descartar es la antinoticia; la información sería, en todo caso, el descarte. Salvo que ande por medio este Gobierno, en cuyo supuesto convendría prepararse para el próximo «cambio de opinión» a la medida de sus necesidades. Hay cosas en la vida que no puede descartar nadie, pero eso no significa que formen parte de sus planes y por tanto el periodismo no debe considerarlas por sí mismas un hecho novedoso o noticiable. Otra cosa es que el contexto sea relevante. Por ejemplo, cuando la presidenta de Junts, Laura Borràs (con acento grave, por favor, que según ella se...
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