Turquía quiere instaurar un impuesto a las tarjetas de crédito como parte de los esfuerzos para financiar su industria de defensa, en plena espiral de violencia en Oriente Medio.
El partido gobernante AKP presentó un proyecto de ley que impondría un impuesto de 750 libras turcas (unos 22 euros) a las tarjetas cuando su línea de crédito llega a 100.000 libras, unos 2.900 euros, independientemente del monto gastado.
A raíz de esto, muchos turcos se precipitaron a los bancos para pedir reducir los límites de sus tarjetas de crédito.
Este martes, en una conferencia sobre "el futuro de Palestina", el presidente Recep Tayyip Erdogan alertó sobre "el peligro que se cierne sobre nuestro país", en una referencia a Israel.
Para el Ministro de Finanzas, Mehmet Simsek, que defendió el proyecto, Turquía "no tiene más remedio que reforzar su capacidad de disuasión".
"Ahora mismo hay fuego y guerra en nuestra región. Vivimos en un entorno peligroso", justificó el ministro.
El sector de la defensa en Turquía se ha desarrollado considerablemente en las dos últimas décadas.
"A principios de los años 2000, Turquía importaba el 80% de sus necesidades. Hoy es al revés: Turquía produce más del 80% de sus necesidades (gracias a) 3.500 empresas".
El grupo de industrias de defensa, que depende directamente de la presidencia turca, tiene previsto construir un sistema de defensa antimisiles, como la "cúpula de hierro" de Israel, indicó Simsek.
"Tenemos casi mil proyectos de este tipo, todos ellos con tecnología de punta, que reforzarán nuestra capacidad exportadora en el futuro. Esto requiere recursos adicionales", apuntó.
Según el ministro, el fondo asignado a las industrias de defensa en el presupuesto nacional pasó de 90.000 millones de libras en 2023 a 165.000 millones en 2024.
Y "quizas tengamos que duplicarlo de nuevo", adelantó.
Erdogan reiteró el martes que "aunque hay gente que no ve el peligro que se acerca a nuestro país, percibimos el riesgo y estamos tomando todas nuestras precauciones".
