De la cima de la política a la penuria de la cárcel. La condena a diez años de prisión por el llamado caso Erial a Eduardo Zaplana Hernández-Soro (Cartagena, 1956) constituye el epílogo de una carrera que, a falta del último asidero del Tribunal Supremo ante una sentencia que no es firme, acaba sepultada tras casi medio siglo. Zaplana, de hecho, comenzó en las lides de la política allá por 1977, cuando se enroló en las filas de la extinta UCD . Sin embargo, trece años después dio el salto al PP y pronto tocó poder. El 22 de noviembre de 1991 alcanzó la Alcaldía de Benidorm merced a una controvertida moción de censura respaldada por la tránsfuga socialista Maruja Sornosa . En aquella época el nombre de Zaplana apareció vinculado al llamado caso Naseiro . Finalmente, la nulidad de las escuchas de una comprometedora conversación en la que relataba cuáles eran sus objetivos en política y el archivo de hasta doce querellas le permitieron salvar la primera bola de partido. En la ciudad de los rascacielos, Zaplana, lejos de tocar techo, emprendió el camino que le condujo a la Presidencia de la Generalitat a la que accedió en 1995 gracias a un pacto (conocido como el del «pollo») con la extinta Unión Valenciana. Siete años más tarde fue reclutado por José María Aznar . Primero como ministro de Trabajo y posteriormente como portavoz del Gobierno. Le sucedió en el Palau José Luis Olivas , también juzgado, aunque absuelto, en el caso Erial. Tras la derrota electoral posterior a los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, Zaplana siguió ocupando responsabilidades de primer nivel en el PP. Su último cargo fue el de portavoz en el Congreso de los Diputados , que abandonó un 29 de abril de 2008. Entonces dio el paso a la actividad privada hasta que diez años más tarde fue detenido en Valencia en el marco del caso Erial, por el que ahora ha resultado condenado . En 2015 había sido sometido en el Hospital La Fe de la capital del Turia a un trasplante de médula a causa de una extraña variedad de leucemia . Pese a esta dolencia, ya permaneció en la cárcel de forma provisional un total de 259 días, entre mayo de 2018 y febrero de 2019. Un destino, el de la prisión, que le espera de nuevo, salvo que un último recurso judicial lo impida, tras el fallo de la Audiencia Provincial de Valencia.