María Santísima del Dulce Nombre reinó este domingo en el altar mayor de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, sobre su peana, adornada con las cuatro jarras del paso con sus inconfundibles y clásicos claveles blancos, y cuatro fanales. La Virgen lució un tocado de encaje bordado de estreno y una gargantilla nueva en plata de ley con baño de oro, engastada en circonitas y topacios, ambas piezas donadas por hermanos. En torno a Ella se celebró una misa de acción de gracias por los 40 años de la bendición de esta sagrada imagen , que realizó el sevillano Antonio Dubé de Luque, y por los 25 de su primera salida procesional. Su mirada de ojos azules, la única de la Semana Santa de Córdoba, brilló de manera especial ante sus devotos. Fue el marco elegido también para la imposición a la Virgen del Dulce Nombre de la faja de General de Estado del General Jaime Domínguez Buj , fruto de la donación del Marquesado de Vivanco, tras la comunión. Ambos estuvieron presentes, Jaime Domínguez Buj, que fue Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), y el donante, el marqués de Vivanco, José María Horrillo López del Rey , miembro de la archicofradía, y fue nutrida la representación de militares procedentes de Madrid y de la base de Cerro Muriano, muchos de ellos generales. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández , que presidió la celebración, aseguró durante la homilía que en «este homenaje a la Virgen del Dulce Nombre vamos a asistir a este gesto social que es una muestra de amor a nuestra Madre del cielo» que «nos anima a darle a María Santísima lo mejor de nuestra vida, nuestros mejores sentimientos». El Coro de la Catedral acompañó musicalmente la misa, que contó también con la participación de la banda de música de la Estrella , que debió haber acompañado a la Virgen en su regreso a su parroquia de San José y Espíritu Santo por la tarde, pero no pudo ser por el mal tiempo. Los músicos de la Estrella interpretaron el Himno nacional mientras se le imponía la faja, y al final la marcha 'Dulzura', del compositor Víctor Ferrer. Al solemne acto en el templo mayor acudieron los devotos, así como numerosos representantes institucionales de la ciudad, del Ayuntamiento, la Diputación, con Salvador Fuentes, y el delegado del Gobierno de la Junta en Córdoba, Adolfo Molina. La jornada anterior, la del sábado, resultó un día difícil y de sabor agridulce por las lluvias, que llevaron a la corporación a suspender los dos traslados públicos por las calles con el Dulce Nombre bajo palio y el cortejo de hermanos con cirios. Todo estaba preparado en la parroquia de San José y Espíritu Santo para el rosario vespertino previo con María Santísima del Dulce Nombre hacia la Catedral el sábado con los Auroros de Benamejí, pero se truncó. Y se realizó un traslado privado. La Virgen fue bendecida en abril de 1984 por Fray Ricardo de Córdoba en el convento del Buen Pastor y, mucho después, protagonizó su primera procesión en el año 2000, hace un cuarto de siglo y el acto principal fue el desarrollado en la Catedral. Tampoco se pudo llevar a cabo la última parte prevista el domingo por la tarde, el traslado de regreso a su templo. En se momento hubiera vuelto con las marchas de la banda de música de la Estrella tras la Virgen del Dulce Nombre, y abriendo el cortejo hubiera estado la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de la Fuensanta.