Un general español está al mando de los 10.000 efectivos de las fuerzas de paz de la ONU en el sur de Líbano, entre los que hay 670 soldados españoles, en un marco de máxima ofensiva israelí contra Naciones Unidas
En el marco de su cuarta invasión terrestre de Líbano, Israel ha cruzado otra línea roja más al abrir fuego contra varias posiciones de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en el sur libanés (la FPNUL, UNIFIL en inglés). La misión de la ONU ha denunciado que estas agresiones son “repetidas” y algunas, “deliberadas”. La más grave se produjo este jueves, en Naqoura, donde el Ejército israelí disparó contra una torre de observación del cuartel general de la ONU e hirió a dos cascos azules, de nacionalidad indonesia.
Estos ataques se producen días después de que Israel pidiera la retirada de las tropas de la ONU de las áreas cercanas a la frontera, a pesar de que su presencia está establecida por un mandato del Consejo de Seguridad. Naciones Unidas ya ha contestado afirmando que la FPNUL permanecerá en sus puestos y no abandonará su labor.
Al frente de las fuerzas de paz de la ONU en Líbano, con algo más de 10.000 soldados a su cargo -entre ellos, 670 españoles- se encuentra el general de división español Aroldo Lázaro, con un mandato que inició en 2022 y que mantendrá hasta el próximo año. Su tarea es delicada, en un escenario donde Israel avanza en su invasión por tierra desde el sur y bombardea varios puntos del país. En pocos días el Ejército israelí ha causado la muerte de más de 2.000 libaneses -más de cien niños- y el desplazamiento de más de un millón.
Los bombardeos superan en intensidad y en daños a los de 2006, cuando Israel aplicó la Doctrina Dahiya, arrasando bloques enteros de viviendas. Esta nueva invasión comenzó el pasado 1 de octubre, tras los atentados israelíes que hicieron explotar más de 3.000 dispositivos electrónicos -a pesar de que se acababa de aprobar una resolución en la ONU pidiendo el fin de las hostilidades- y después de meses de enfrentamientos entre Hizbolá y el Ejército israelí, en los que el 83% de los ataques fueron israelíes.
El ataque contra puestos de las fuerzas de paz de la ONU se produce días después de que Israel pidiera su retirada de algunas áreas
La tensión y la preocupación por la situación de los cascos azules ha ido creciendo en los últimos días. Esta semana el Ejército israelí realizó actividades militares junto a un puesto de las fuerzas de paz de la ONU en el sur libanés, integrado por soldados irlandeses. La FPNUL denunció este hecho como “sumamente peligroso” y mostró su “profunda preocupación”: “Es inaceptable poner en peligro la seguridad de las fuerzas de paz de Naciones Unidas que llevan a cabo las tareas que les ha encomendado el Consejo de Seguridad”, señaló en un comunicado.
Fue precisamente en esa zona, junto al puesto irlandés en el sur de Líbano, donde hace tres días el Ejército israelí izó la bandera de su país, como símbolo de su invasión militar. El Gobierno de Irlanda protestó públicamente por lo ocurrido y su presidente, Michael D. Higgins, acusó a Tel Aviv de actuar con “amenazas escandalosas” contra la FPNUL, no solo por las operaciones militares israelíes junto al puesto irlandés, sino por la exigencia de Israel para que las fuerzas de paz de la ONU se vayan. Irlanda es, junto con España y Noruega, uno de los tres países europeos que han reconocido el Estado palestino en estos últimos meses.
El mando español al frente de la FPNUL se encuentra en uno de los momentos de mayor agresividad israelí contra la ONU
La misión de las fuerzas de la ONU en Líbano está dictada por varias resoluciones del Consejo de Seguridad y tiene como objetivo garantizar la paz y la estabilidad en la zona. Comenzó en 1978, como respuesta a la invasión israelí del sur de Líbano, con el objetivo de garantizar la paz y la retirada del país de las fuerzas ocupantes de Israel. Sin embargo, éstas permanecieron dieciocho años en territorio libanés, hasta el año 2000. Tras su salida, la presencia de los cascos azules se mantuvo y su misión se renovó en 2006, a través de la resolución 1701, cuando el Ejército israelí volvió a invadir Líbano durante treinta y tres días.
Hace unas semanas el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó otra resolución, la 2749, que prolonga el mandato actual de las fuerzas de paz de la ONU hasta agosto de 2025 y se compromete políticamente a apoyar un alto el fuego permanente y el cese de las hostilidades. Veinte días después de su aprobación, Israel lanzó sus atentados con explosivos en 3.000 dispositivos móviles y doce días más tarde invadió Líbano.
No es la primera vez que las fuerzas de paz de la ONU reciben ataques israelíes en el sur libanés. En 1996 el Ejército de Israel mató a más de cien civiles que se refugiaban en el cuartel de Naciones Unidas de Qana. Entre los centenares de heridos hubo cuatro cascos azules. En 2006, durante los treinta y tres días de invasión, las fuerzas israelíes lanzaron al menos treinta ataques contra posiciones de la FPNUL y mataron a cuatro observadores militares de Naciones Unidas -de Austria, China, Canadá y Finlandia-, a pesar de que fueron advertidas en repetidas ocasiones de que estaban bombardeando una posición de las fuerzas de la ONU.
En 2015 otro ataque israelí acabó con la vida del cabo español Francisco Javier Soria, también destinado en las fuerzas de la ONU en el sur de Líbano.
En 2015 otro ataque israelí mató al español Francisco Javier Soria, integrante de las fuerzas de paz de la ONU en el sur de Líbano
El mando español al frente de la FPNUL se enfrenta a uno de los contextos de mayor agresividad israelí contra la ONU. En los últimos doce meses Israel ha atacado decenas de instalaciones de Naciones Unidas en Gaza, donde ha matado a doscientos veinte trabajadores del organismo internacional. Hasta ahora no ha habido sanciones ni represalias, por lo que existe el riesgo de que este tipo de agresiones militares puedan repetirse.
La ofensiva también se produce en el plano político y diplomático. El Gobierno israelí impulsó una campaña para retirar fondos a la agencia de la ONU encargada de los refugiados palestinos (UNRWA), ha declarado persona non grata al secretario general, António Guterres, y ha cuestionado tanto a la Asamblea General como a la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de Naciones Unidas, donde se investiga a Israel en el marco de la demanda por genocidio presentada por Sudáfrica. También ha arremetido contra el otro tribunal de La Haya, el Penal Internacional, donde se investigan crímenes de guerra y de lesa humanidad israelíes.
Hasta ahora no ha habido sanciones ni represalias, por lo que existe el riesgo de que este tipo de agresiones puedan repetirse
Además, Tel Aviv mantiene y extiende su ocupación ilegal en los territorios palestinos -en contra de varias resoluciones de la ONU- e incumple las órdenes cautelares emitidas en estos meses por la Corte Internacional de Justicia, destinadas a garantizar la entrada de ayuda humanitaria suficiente en Gaza. Los ataques militares deliberados contra varios puestos de la FPNUL en el sur de Líbano constituyen un paso más en esta huida hacia delante.
Cada nueva violación debilita el derecho internacional y allana el camino para más impunidad. En este contexto, las agresiones a las fuerzas de paz de la ONU en el sur de Líbano cobran más significado, cuando el Ejército israelí busca extender sin obstáculos su invasión territorial y su escalada regional.