Los países europeos abordan este jueves formas "innovadoras" de aumentar las deportaciones de migrantes irregulares y solicitantes de asilo rechazados, incluidos planes para establecer centros de retorno fuera de la UE.
Se trata de la controvertida idea de los "return hubs" o centros establecidos en un territorio fuera de la UE donde se reenvíen a migrantes no aceptados para procesar la expulsión a sus países de origen.
El tema es uno de los puntos centrales en la agenda de una reunión de ministros de Interior y de Justicia de la UE, en Luxemburgo, dedicada a explorar "la viabilidad de soluciones innovadoras" aplicables al "regreso de migrantes en situación irregular y de los solicitantes de asilo rechazados".
Estos "hubs" podrían parecerse a los acordados por el gobierno de Italia, con la ultraderechista Giorgia Meloni al frente, con Albania, donde dos centros de retención acogerán a los migrantes detenidos en aguas italianas.
Este encuentro tiene lugar apenas unos meses después de que la UE adoptara una amplia reforma de todo su sistema de migración y asilo.
En ese nuevo plan, que entrará en vigor en junio de 2026, se refuerza los procedimientos fronterizos y se establece un sistema por el cual todos los países del bloque deben recibir migrantes o deben aportar dinero.
No obstante, un importante grupo de países miembros sostiene que la reforma del sistema migratorio y de asilo no es suficiente, y 15 de ellos pidieron en mayo la creación de esos centros de retorno, fuera del bloque.
Esta presión se tornó más evidente con el avance electoral de partidos de derecha y extrema derecha en todo el bloque, que han logrado imponer en la discusión política la cuestión migratoria.
Los ministros europeos debatirán este jueves la creación de estos posibles centros pero, por el momento, no se conocen detalles de cómo se podría implementar esa idea.
Una fuente diplomática dijo que una opción posible contempla pedir a los países aspirantes a la membresía de la UE que alberguen dichos centros, lo que permitiría al bloque mantener una mayor influencia en ellos.
Pero la idea de enviar migrantes a terceros países choca con cuestiones éticas y legales, y esto podría impedir que la iniciativa se convierta en realidad.
Otra fuente diplomática advirtió que se necesitaban evaluaciones legales y de derechos fundamentales para verificar la viabilidad de un proyecto de este tipo.
El año pasado, menos del 20% de las casi 500.000 personas a las que se ordenó abandonar el bloque fueron efectivamente devueltas a sus países de origen, de acuerdo con datos estimativos de la oficina de estadísticas de la UE, Eurostat.
Según la agencia fronteriza Frontex, las tres principales nacionalidades de migrantes que cruzaron irregularmente a la UE en lo que va de año son Siria, Malí y Afganistán.
Se trata de países con los que la UE no tiene relaciones o, en el mejor de los casos, tienen relaciones difíciles.
La UE llegó a negociar acuerdos con Túnez y Libia para que frenen la llegada de migrantes, pero estas iniciativas desencadenaron muchas polémicas y denuncias de malos tratos en estos países.
Los cruces fronterizos irregulares cayeron un 39%, a casi 140.000, en los primeros ocho meses de 2024, en comparación con el mismo período del año pasado, según Frontex.