La Virgen de la Sierra ha regresado a su santuario en la mañana de este domingo en una emotiva subida , cargada de fervor y de participación de fieles de Cabra y de otros lugares que han acompañado a la imagen de la Divina Serrana desde su salida en la iglesia parroquial de la Asunción y Ángeles hasta su llegada al Picacho. Quienes la llevaban y acompañaban han sorteando la dificultad que entraña el sinuoso Camino Viejo , que desde primeras horas de la mañana se convirtió en un hervidero de gentes que, como cuentas de un rosario, iban superando las difíciles rampas. Así, tras algo más de un mes de estancia en Cabra, la imagen volvía a su Casita Blanca, a su santuario, en sus plateadas andas de viaje que relucieron con los primeros rayos de sol de la mañana, cuando empezaron a asomar por las cumbres. Y es que hay que tener en cuenta que la Señora abandonaba la parroquia mayor egabrense con las primeras luces del alba, atravesando la ciudad en una procesión de paso ligero para así evitar que la presencia del calor dificultara aún más el ascenso a costaleros y fieles que la acompañaron. Nuevamente, los nardos volvieron a exornar las cuatro esquinas de su pequeño templete cuya cúpula lució con cuatro centros de flores blancas que daban un mayor movimiento al conjunto conforme avanzaba por el terrizo sendero. Asimismo la imagen lució un hermoso manto de seda verde que data del año 1756 y que realzó aun más una brillante jornada con aires de despedida, tras más de un mes en que la Patrona de Cabra ha permanecido en el pueblo al que protege desde las alturas.