En el periodo estival las infecciones urinarias , como la cistitis se hacen más presentes. En particular, un estudio de la Universidad de Shandong observó que hubo un crecimiento de 2,4 veces en las muertes de 1990 a 2019 . A nivel mundial, se estimaron 404,61 millones de casos y 236.790 muertes. La mitad de las mujeres padecen episodios de este tipo de infeccionesa lo largo de su vida. «Quizás es la causa más frecuente de consulta en la mujer de cualquier edad, tanto en las mujeres más jóvenes, como en la mujer menopáusica o mayores», señaló Andrés Rodríguez Alonso, jefe de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF) a la 'Voz de Galicia'. La mitad de las mujeres padecen episodios a lo largo de su vida. Con una edad más avanzada , estas infecciones son más difíciles de tratar debido a que la falta de estrógenos provocan cambios en los genitales externos que aumenta la predisposición a sufrir este tipo infecciones urinarias. Debido a este cuadro de preocupaciones recientemente se incluyó en el Boletín Oficial del Estado una resolución que permite a las enfermeras, además de a los médicos, prescribir fármacos contra las infecciones de orina en mujeres adultas Las infecciones urinarias bacterianas pueden afectar la uretra, la próstata, la vejiga o los riñones . Los síntomas pueden estar ausentes, o incluir dolor abdominal inferior y dolor lumbar. El tratamiento se realiza con antibióticos y la eliminación de todos los catéteres en las vías urinarias y de las obstrucciones. El manual Merck apunta que en las mujeres, la mayoría de las infecciones urinarias son cistitis o pielonefritis. Y en los hombres de la misma edad, la mayoría de las infecciones urinarias son uretritis o prostatitis. Para tratar de encontrar solución a este problema, los investigadores han estudiado los factores menos conocidos que contribuyen a esta enfermedad. Uno de ellos es la carne contaminada por la bacteria Escherichia coli . Este factor tiene un doble papel porque produce infecciones en la uretra y los antibióticos presentes en la carne pueden aumentar la resistencia de los antibióticos. Los animales de granja sanos de EE. UU. y otros países suelen recibir antibióticos para protegerlos de enfermedades, una práctica conocida por fomentar la resistencia a los antibióticos. Y Craig Comiter, urólogo de la Universidad de Stanford señala en 'National Geographic' que el uso excesivo de estos antibióticos en la cría de animales es una razón poderosa por la que cada vez más personas están desarrollando resistencia a los antibióticos utilizados para tratar las infecciones urinarias. Su consumo podría aumentar la probabilidad de sufrir estos problemas al propagarse al tracto urinario. En el caso de las mujeres puede producirse después de que la carne contaminada se excrete cerca de la pared vaginal, y las bacterias recorran la distancia entre el ano y la entrada de la uretra. Y ahora se sabe que puede ocurrir con más frecuencia de lo que se sospechaba. Lo que es suficiente motivo de preocupación. Porque se ha demostrado que entre el 30 y el 70% de los productos cárnicos al por menor están contaminados con E. Coli», afirman expertos. Una mala cocción y manipulación puede ser una de las causas que propague la infección. La clave es una buena higiene , especialmente al manipular pollo, pavo y cerdo y cocinar la carne a una temperatura segura. Previamente lavarse las manos y desinfectar las zonas de preparación de alimentos y los utensilios tras cada uso. Otro consejo es comprar carnes etiquetadas como 'Criado sin antibióticos», «Animal Welfare Approved», «American Grassfed» o «Sin antibióticos nunca». Más allá de esta cuestión, es recomendable limpiarse de delante hacia atrás después de ir al baño, beber cantidades adecuadas de agua y orinar después de mantener relaciones sexuales. Para casos graves lo mejor es acudir al médico .porque puede requerirse hospitalización y un tratamiento prolongado. El manual de Merck también resalta que en las mujeres que experimentan más de tres infecciones urinarias al año se recomiendan medidas de cambio de comportamiento, evitar los espermicidas y el diafragma, no retrasar la micción, limpiarse de adelante hacia atrás después de la defecación, evitar las duchas vaginales. «Si estas técnicas no tienen éxito, debe tenerse en cuenta la profilaxis con antibióticos. Las opciones comunes son la profilaxis continua y la poscoital», afirma.