La relación entre los gobiernos de México y Perú se tensó más este jueves 3 de octubre, después de que la administración de Dina Boluarte (desconocida por el expresidente Andrés Manuel López Obrador) condenó el asesinato de uno de sus ciudadanos en Chiapas.
Seis migrantes fueron asesinados por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en un enfrentamiento en un camino de terracería utilizado por traficantes de personas. Según la versión de los militares, fueron los delincuentes los que dispararon primero, por lo que los miembros del Ejército solo respondieron a la agresión.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, informó que las personas migrantes muertas en el incidente son de Egipto, El Salvador y Perú.
“Es un hecho lamentable y tiene que ser investigado y sancionado. Los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional ya están a disposición de la Fiscalía General de la República, y es la Fiscalía la que tiene que hacer la investigación”, dijo la mandataria en su ‘mañanera del pueblo’ de este jueves 3 de octubre.
A través de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores lamentó el ataque perpetrado por militares, y pidió a las autoridades mexicanas llegar al fondo del caso.
“El Gobierno del Perú, a través de su representación diplomática en México, exigirá a las autoridades de ese país una urgente investigación que esclarezca y determine las responsabilidades del condenable acto”, sostuvo.
“La Cancillería procederá a brindar la asistencia humanitaria a la que hubiere lugar a los familiares de la víctima en esta difícil circunstancia”, agregó.
El origen del distanciamiento diplomático entre las dos naciones está en el Gobierno del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien en su momento criticó a las autoridades de Perú por la forma en la que destituyeron a Pedro Castillo, mandatario de orígenes indígenas, en diciembre de 2022.
Castillo fue removido del poder esto después de que trató de disolver el Congreso de Perú que se disponía a votar sobre un nuevo intento de destituirlo en apenas un año y medio de Gobierno.
En la ‘mañanera’ del 7 de diciembre de 2022, el ahora expresidente López Obrador recordó que México tiene como principio de política exterior la no intervención y la autodeterminación de los pueblos.
“Sin embargo, consideramos lamentable que por intereses de las élites económicas y políticas, desde el comienzo de la presidencia legítima de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución”, dijo.
Cinco días después, López Obrador aumentó la tensión con el Gobierno de Dina Boluarte al establecer que México reconocía única y exclusivamente a Pedro Castillo como presidente y ‘pausó' la relación diplomática con Perú.
La administración de Dina Boluarte respondió y declaró como persona non grata a Pablo Monroy, embajador de México en Perú, y lo expulsó del país esto por “las reiteradas expresiones de las más altas autoridades de ese país (...) que constituyen injerencia en nuestros asuntos internos y son violatorias del principio de no intervención”.
Desde entonces, la relación entre México y Perú ha estado en una ‘pausa’ total, aunque los intercambios comerciales se mantienen. De hecho, Perú fue uno de los dos países (junto con Ecuador) que no fueron invitados a la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum.