La economía palestina ha sido totalmente devastada tras un año de guerra en la franja de Gaza entre Israel y Hamás, destacó este jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según los datos de la entidad financiera, el PIB de la Franja de Gaza cayó 86% en el primer semestre de este año comparado a igual período de 2023, mientras que la economía de Cisjornadia se contrajo 25% en igual lapso, señaló la directora de comunicación del FMI, Julie Kozack, durante una rueda de prensa.
La población gazatí "debe afrontar condiciones socioeconómicas desastrosas, profundizadas por la crisis humanitaria en curso y la insuficiencia de acceso a ayuda internacional", añadió Kozack.
Los bombardeos incesantes de Israel tras el ataque perpetrado por Hamás en el sur del país el pasado 7 de octubre que ocasionó la muerte de más de 1.000 personas, provocaron a su vez casi 42.000 víctimas fatales en Gaza y más de 97.000 heridos, según el último balance publicado el jueves por el Ministerio de Salud de la franja controlada por el grupo islamista.
Israel también sufre consecuencias económicas por el conflicto, que redujo fuertemente el turismo en la región, y movilizó a buena parte de su fuerza de trabajo, con una caída de 20% de su PIB en el último trimestre comparado con el último cuarto de 2023.
La ampliación del conflicto al Líbano "refuerza los riesgos y la incertidumbre y podría tener importantes consecuencias económicas en la región y más allá", añadió la portavoz del FMI.
Israel afirma que busca debilitar a Hezbolá -que inició hostilidades contra Israel en apoyo a su aliado Hamás-, para permitir el retorno de decenas de miles de personas desplazadas por la violencia de las regiones fronterizas.
Según cifras oficiales libanesas, más de 1.928 personas han muerto en Líbano desde octubre de 2023, entre ellas más de mil desde las explosiones de equipos de transmisión de Hezbolá el 17 y 18 de septiembre, atribuidas a Israel, y el comienzo de los bombardeos masivos el 23 de septiembre contra el sur y el este del país y los suburbios del sur de Beirut.
El gobierno de Líbano estima que alrededor de 1,2 millones de personas se han visto desplazadas por estos ataques.
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