Hay algunos
recovecos de la casa que son difíciles de limpiar. Algunos son muy
estrechos, están demasiado en
altura o tenemos que ponernos en una
posición muy incómoda para alcanzarlos, por lo que terminamos dejándolos sin limpiar. Y otros, por su lado,
ni nos acordamos de pasarles un trapo de vez en cuando.
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