West Palm Beach. El hombre acusado de querer disparar a Donald Trump en Florida, Ryan Routh, se declaró este lunes ante la justicia estadounidense no culpable de intentar asesinar a un candidato presidencial.
“Nos declaramos no culpables de todos los cargos”, afirmó su abogada, Kristy Militello, en una audiencia breve en el tribunal federal de West Palm Beach, Florida.
Routh, de 58 años, fue arrestado el 15 de setiembre, tras su presunto intento de asesinar al expresidente Trump en un campo de golf.
Un gran jurado en Miami le imputó los cargos de “intento de asesinato de un candidato presidencial”, “posesión de un arma de fuego para cometer un delito violento” y “asalto a un oficial federal”.
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Esto supone un aumento considerable de las acusaciones en su contra, ya que la Fiscalía inicialmente le había imputado dos cargos menores: tenencia ilegal de arma y posesión de un arma con un número de serie borrado.
Routh enfrenta ahora una pena máxima de cadena perpetua.
Según el FBI, la policía federal de Estados Unidos, el acusado viajó a Florida el 14 de agosto y permaneció allí hasta su arresto.
Durante ese tiempo, su celular se conectó varias veces con torres de telefonía móvil cercanas al club de golf de Trump en West Palm Beach y a su residencia de Mar-a-Lago.
Antes de que un agente del Servicio Secreto viera el cañón de un fusil perteneciente a Routh entre unos setos, el acusado permaneció cerca de 12 horas en el club de golf del candidato republicano a la presidencia.
Este lunes, Routh entró a la sala del tribunal con las manos y los pies esposados, vestido con un uniforme beige de preso. Caminó despacio, levemente encorvado, y saludó a una persona del público con un gesto de la mano.
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Sus únicas palabras fueron “sí, señoría”, cuando el juez le preguntó si había entendido los cargos en su contra.
Kristy Militello solicitó un juicio con jurado antes de que concluyera la audiencia.
Routh es el segundo hombre que intenta asesinar a Trump en poco más de dos meses.
El expresidente se libró de un atentado el 13 de julio, durante un mitin en Pensilvania. Ese día, Thomas Matthew Crooks disparó contra Trump, hiriéndolo en una oreja y matando a una persona del público. Un francotirador del Servicio Secreto mató a Crooks, de 20 años.
