Con una extensión total que supera los 20 millones de kilómetros cuadrados, estas superislas de plástico abarcan un área comparable al tamaño del continente sudamericano, el doble del tamaño de Europa. Aquí, desglosamos las siete superislas de plástico que han surgido en nuestros mares, su ubicación y la gravedad de sus efectos.
La más grande y longeva de todas, se encuentra entre las costas de California y el archipiélago hawaiano. Durante más de seis décadas, su tamaño ha oscilado entre los 700,000 y los 10 millones de km², dependiendo de la densidad de residuos considerada. Este colosal parche de basura es una evidencia alarmante del daño persistente que la contaminación plástica ha tenido en nuestros océanos. La isla está compuesta principalmente por piezas macro y microplásticas, incluidos objetos cotidianos desechados que han resistido el paso del tiempo, provocando un impacto devastador en la biodiversidad marina que habita esta región.
Aunque teorizada desde 1988, fue confirmada oficialmente en 2010. Esta vasta acumulación se caracteriza por áreas de alta y baja densidad de residuos plásticos, alcanzando una densidad promedio de 10,000 piezas de plástico por kilómetro cuadrado. Su tamaño puede superar los 3,000 km de diámetro. En esta región, la corriente oceánica juega un papel crucial en la reunión y dispersión de desechos, y las variaciones climáticas pueden incrementar la dispersión de microplásticos que afectan gravemente a especies migratorias y a los ecosistemas marinos delicados.
Descubierta en 1972, su área aproximada es de 4 millones de km². Impulsada por la corriente del Atlántico Norte, esta isla es notoria por su alta densidad de residuos, algunas zonas alcanzan hasta 200,000 piezas por km². Los desechos plásticos incluyen desde fragmentos de redes de pesca hasta escombros industriales, y estas acumulaciones son un recordatorio del complejo flujo de residuos que viaja a través de las corrientes marinas, afectando a diversos hábitats y comunidades subacuáticas.
Situada frente a las costas de Chile y Perú, esta isla plástica abarca aproximadamente 2.6 millones de km², una extensión ocho veces mayor que Italia. Predominantemente formada por microfragmentos plásticos erosionados por el tiempo y las condiciones atmosféricas extremas, esta isla presenta un desafío particular: la fragmentación del plástico hace que sea casi imposible de limpiar, y el impacto de estos microplásticos en la fauna marina y en las cadenas alimenticias locales es un creciente motivo de preocupación.
Ubicada en el Atlántico Norte y descubierta por Greenpeace, sus densas algas flotantes ahora enredan un exceso de residuos como botellas y aparejos. Según Ocean Cleanup, sus dimensiones triplican las de Francia. Este mar, que solía ser conocido por su rica biodiversidad, está ahora en riesgo por la contaminación plástica, que pone en peligro tanto a especies marinas locales como a las rutas de migración de diversas especies marinas.
Entre Sudamérica y África, se extiende por más de un millón de km². Las corrientes del Atlántico Sur dificultan su monitoreo, pero se estima que contiene 860 toneladas de residuos plásticos. Al no frecuentar rutas comerciales, esta isla ha evadido en gran medida la atención pública, haciendo imperativo aumentar las iniciativas de investigación y limpieza en estas remotas zonas oceánicas para mitigar su creciente impacto ambiental.
Descubierta en 2013 en el Mar de Barents, cerca del Círculo Polar Ártico, es la más pequeña pero contiene 300 mil millones de piezas de plástico, lo que representa el 3% de toda la basura plástica global. Esta isla resalta una preocupante tendencia: incluso las zonas más remotas del planeta no están exentas de la invasión del plástico. El deshielo del Ártico podría liberar gran parte de estos plásticos al océano abierto, promoviendo una mayor dispersión y contaminación de la fauna polar y los peligrosos cambios ecosistémicos.
Este problema global incide dramáticamente en nuestros ecosistemas y exige una respuesta urgente para proteger nuestras aguas y el futuro del planeta. La magnitud de estas islas de basura subraya la necesidad de una acción concertada y global para abordar la crisis de la contaminación plástica.