La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente el panorama laboral, y enfrentar este cambio es crucial para quienes buscan cómo conseguir trabajo en el futuro. Durante Dreamforce, uno de los eventos tecnológicos más influyentes del año que se desarrolla en San Francisco, la SVP de Research & Analytics de Slack, Christina Janzer, ofreció su punto de vista sobre cómo prepararse para esta revolución tecnológica que está pasando.
En un diálogo mano a mano con El Cronista, Janzer destacó que el futuro del trabajo no solo dependerá de la tecnología, sino también de las capacidades humanas que complementen el uso de la inteligencia artificial. Entre las competencias más destacadas se encuentran:
Adaptabilidad: Los cambios tecnológicos, como la IA, exigen que los trabajadores sean flexibles y estén dispuestos a aprender nuevas herramientas y formas de trabajo.
Comunicación efectiva: A medida que las máquinas asumen más tareas repetitivas, la capacidad de transmitir ideas de manera clara y colaborativa será esencial para integrar a los equipos humanos y los sistemas de IA.
Pensamiento crítico y resolución de problemas: Janzer subraya que aunque la IA puede procesar grandes cantidades de datos, los humanos deben ser capaces de interpretarlos y tomar decisiones informadas a partir de esa información.
Empatía y habilidades interpersonales: En un mundo cada vez más automatizado, las habilidades que diferencian a los humanos, como la empatía y la conexión personal, se vuelven más valiosas.
Christina Janzer hizo referencia a un estudio reciente realizado desde Slack que clasifica a los trabajadores en cinco categorías en relación con su interacción con la inteligencia artificial. Además, destacó que estas categorías varían considerablemente según el país, el género y otros factores demográficos:
Entusiastas: Son los trabajadores que abrazan la IA con optimismo y ven en la tecnología una oportunidad para mejorar su productividad.
Colaboradores estratégicos: Este grupo comprende que la IA es clave para el futuro y busca integrar sus habilidades humanas con las capacidades tecnológicas.
Adaptadores pragmáticos: Aceptan la IA como una realidad inevitable, pero sin mucho entusiasmo.
Resistentes: Aquellos que temen que la IA reemplace sus empleos y, por ende, muestran resistencia a adoptarla.
Desconectados: Son quienes no han interactuado lo suficiente con la IA como para tener una opinión clara.
Según Janzer, hay países que abrazan con más optimismo que otros a esta nueva ola de la IA. Entre los más "optimistas" está India, mientras que Estados Unidos y Reino Unido hay más desconfianza por parte de los trabajadores para su incorporación.
Ingenieros son más propensos a querer incorporarlos en sus trabajos, en lugar de los empleados de sectores como finanzas y ventas. Y los hombres, más propensos a estar entre los optimistas con la tecnología antes que las mujeres.
Marc Benioff, CEO de Salesforce, presentó lo que llamó la "tercera ola de la IA" con Agentforce.
Uno de los puntos clave de la intervención de Janzer fue la importancia de la colaboración entre humanos y máquinas. En tiempos en donde la IA puede no ser más una cuestión de programadores e ingenieros, ella destacó que la IA puede usarse para las tareas repetitivas de la rutina, mientras que el ser humano aun tiene un diferencial irremplazable en cuestiones vinculadas con la creatividad y las relaciones interpersonales.
Salesforce lanzó el primer ecosistema global de agentes de IA que permite a las empresas personalizar y extender los agentes de Salesforce Agentforce con acciones y plantillas de socios como Amazon Web Services, Google Cloud e IBM. Este agente, que puede comunicarse con clientes a través de canales como Whatsapp, SMS, o vía telefónica, entre otros, no requiere de conocimientos en programación y son customizables desde la plataforma de Salesforce, donde pueden agregarle funciones y conocimientos para que ejecuten tareas e interactúen de manera natural con personas reales.
Esta nota se hizo con ayuda de la Inteligencia Artificial para desgrabar y traducir la entrevista, y luego supervisar la redacción final por un ser humano.
