La presbicia, también conocida como vista cansada, es un trastorno visual que afecta principalmente a las personas mayores de 40 años. Esta condición impide que el ojo enfoque correctamente los objetos cercanos, lo que dificulta actividades cotidianas como leer o trabajar en dispositivos electrónicos. El problema surge porque el cristalino del ojo, que es flexible en la juventud, se endurece con el tiempo, perdiendo su capacidad de acomodación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 153 millones de personas en el mundo padecen discapacidad visual relacionada con errores de refracción no corregidos, como la presbicia. Se estima que para 2030, el 40 % de la población mundial tendrá más de 40 años, lo que incrementa la demanda de soluciones efectivas para este problema visual.
No existe actualmente un tratamiento preventivo ni una cura definitiva para la presbicia. Sin embargo, hay diversas opciones que ayudan a mitigar sus efectos. Las soluciones más comunes incluyen el uso de anteojos, lentes de contacto multifocales y procedimientos quirúrgicos.
Los lentes de contacto multifocales se destacan como una opción innovadora. Estos ofrecen una visión clara tanto de cerca como de lejos, sin necesidad de alternar entre diferentes anteojos. Según María Alejandra Cuervo, gerente de Óptica Colombiana, “los lentes de contacto multifocales ayudan a restaurar la capacidad del ojo para enfocar objetos cercanos, mejorando la calidad de vida de las personas con presbicia”.
En cuanto a las soluciones quirúrgicas, se utilizan técnicas como la monovisión, el implante de lentes intraoculares y los implantes corneales. No obstante, estas no restauran completamente la flexibilidad del cristalino.
Aunque la presbicia es parte natural del envejecimiento, existen hábitos que pueden ayudar a mantener una buena salud visual:
Para aquellos que ya experimentan los síntomas de la presbicia, las gafas o lentes de contacto recetados por un oftalmólogo son la opción más común. También están disponibles los lentes progresivos, que permiten una corrección visual tanto para la visión cercana como para la lejana, sin necesidad de cambiar de gafas.
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