Europa es uno de los destinos más elegidos para emigrar, con destinos cargados de historia, paisajes impresionantes y, sobre todo, una excelente calidad de vida.
Sin embargo, existen países de su territorio poco conocidos, pero igualmente de fascinantes. Este es el caso de San Martino, escondido entre grandes ciudades.
San Marino, el tercer país más pequeño del mundo y uno de los más chicos de Europa, presenta una arquitectura medieval y vistas panorámicas que lo convierten en un paraíso para quienes disfrutan de la historia y la fotografía.
De 62 km2, se sitúa sobre otras de las naciones más pequeñas: el Vaticano y Mónaco, ambos de 2,5 km2.
El microestado italiano es una de las repúblicas más antiguas del mundo que muestra con orgullo su pasado a través de lugares emblemáticos como el monte Titano con tres torres medievales, y la ciudad amurallada de San Marino, capital de la nación. Estos dos lugares fueron declarados Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2008.
Además, su territorio está abierto a turistas, quienes pueden visitar museos y galerías que son muestra del patrimonio único del país, así como disfrutar del tranquilo ritmo de vida, alejado del bullicio de las grandes ciudades.
San Marino no parece diferenciarse de otras localidades de la península, ya que sus principales productos son el vino y el queso, su lengua oficial es el italiano y utiliza el euro como moneda. Sin embargo, al ser un país en el interior de Italia, no tiene aeropuerto ni estación de tren, por lo que la única forma de llegar hasta allí es en auto o colectivo.
No existe una visa especial para este país, por lo que para solicitar una se deberá realizar una consulta en la embajada italiana. Por otro lado, para ingresar a San Marino cada turista debe contar con 50 dólares por cada uno de los primeros diez días de estadía y 25 dólares para los siguientes días.
Los documentos que se deben presentar para solicitar una visa en San Marino son: