Cualquiera que haya tenido hijos ha podido comprobar cómo en cada generación de niños y niñas hay ciertos nombres que se repiten con más frecuencia sobre los demás. Y es que la influencia del mundo de la cultura es enorme, tiene un gran peso en decisiones tan importantes como darle a una persona la distinción con la que será conocido el resto de su vida.
Normalmente se trata de futbolistas, cantantes de éxito o incluso figuras políticas, pero otras tantas personajes de ficción o princesas de película. Tras el tremendo éxito de la primera edición de 'Operación Triunfo' en el año 2001, se vio proliferar mucho el nombre de David, por Bustamante y Bisbal. La etapa dorada del fútbol español, por otra parte, dejó ver muchos Iker, Andrés o David de nuevo (por David Villa, en este caso).
Lo mismo sucede con nuestras mascotas, aunque para sus nombres se puede dar mayor rienda suelta a la imaginación. Y para ellos, muchas personas tanto en España como en otros países se fijan mucho en sus personajes favoritos de películas y series de animación de la infancia. Aunque se han dado casos, se haría un poco extraño llamar a un hijo 'Goku' o a una hija 'Bulma' por Dragon Ball Z.
El entretenimiento sigue siendo la principal fuente de inspiración a la hora de escoger un nombre para los 'mejores amigos del hombre', aunque como veremos más adelante, se están dejando a un lado apelativos de tradición española, que van perdiendo fuerza contra Disney, Hollywood o Juego de Tronos. Cada día los perros reciben nombres más complejos, aunque hay algunos clásicos que nunca cambian.
Tan influidos como estamos por la cultura anglosajona que nos llega 'desde el otro lado del charco', hay imaginarios colectivos que ya se han hecho comunes entre ambos países, homogenizando algunas costumbres como puede ser el apodo que reciben las mascotas. Dar nombres 'de persona' a los perros parece ya una tendencia en los márgenes, al igual que otras tantas modas que van pasando de moda.
Hace algunas décadas, en España era muy común ver un perro con el nombre 'Curro' (una forma alternativa de Francisco), que era el mismo de la famosa mascota de la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Una tendencia que duró menos tiempo, en un apogeo corto, pero fuerte, vino tras el estreno de la película 'Pancho, el perro millonario', después de la efímera fama de la mascota que aparecía en los anuncios de Lotería Nacional.
Eloy de la Iglesia, el director de las películas más famosas del 'Cine Quinqui' que se está volviendo a popularizar casi medio siglo más tarde, tenía un obsesión con un curioso nombre de perro. En muchos de los largometrajes que realizó antes de morir, los canes que aparecían en pantalla tenían el mismo nombre: Trotsky, por el mandatario soviético que acabó asesinado en Ciudad de México.
Lo mismo sucedió con los personajes de 'El rey león' y 'El libro de la selva' de Disney, pero éstos a día de hoy siguen triunfando. Los llamados 'blockbusters' que cuentan con millones de fanáticos alrededor de todo el mundo han contribuido a darle nombres a infinidad de mascotas, lo que se ve reflejado en los datos estadísticos.
