Hay quien viste al perro para salir a la calle, quien le pone nombre de persona y hay hasta quien lo sienta en la silla de un restaurante y le planta delante un plato de arroz con foie para que almuerce. Esta humanización que estamos observando por parte de algunos dueños con sus mascotas va directamente relacionada con el desplome de la natalidad. El dato requiere una seria reflexión: en Sevilla hay ya más del doble de perros que de niños en edad escolar. Las causas son muchas: la ausencia de medidas de conciliación, de estabilidad laboral hasta bien entrados los treinta, la imposibilidad del acceso a la vivienda... Pero qué duda cabe que el individualismo al que está tendiendo...
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