En el año 2023 se han incautado un total de 2910 teléfonos móviles en los centros penitenciarios dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, una cifra superior a la del año anterior. La prisión de Madrid III (Valdemoro) es el centro donde se hallaron un mayor número de terminales, 152, seguido de Albolote (Granada) con 147 y Córdoba con 142, informa ACAIP-UGT.
Los datos reflejan que las prisiones madrileñas y andaluzas son las que más teléfonos se incautan con una ratio de más de 60 móviles por cada 1000 internos cuando la meda nacional se sitúa en 51,32 por cada mil internos.
Los teléfonos móviles dentro de la prisión son objetos prohibidos debido al peligro que conlleva ya que pueden ser empleados para la continuidad delictiva, el tráfico de drogas o la violencia de género, así como por los problemas que generan de seguridad al poder captar imágenes del interior.
"Denunciamos la dejadez por parte de la administración penitenciaria para mejorar las medidas preventivas para el uso de estos terminales, al no modernizar los elementos de seguridad como inhibidores. De manera que, al no poder ser utilizados
se convertirían en objetos inservibles sin valor, lo que reduciría los problemas regimentales. Se trata de objetos muy cotizados por aquellos internos que tienen restringidas las comunicaciones, como los presos por violencia de género, delitos de terrorismo o pertenecientes a bandas organizadas. Por tanto, su uso y presencia dentro de los centros los convierte en fuentes de conflicto debida al control del mercado negro que se genera. Los empleados públicos penitenciarios dedican grandes esfuerzos a su decomiso, a pesar de las dificultades y trabas que las propias instrucciones de la administración imponen al restringir las formas de realizar los cacheos y requisas", subrayan.
La manera en que estos terminales son introducidos y ocultados es muy variada, a veces debido a su reducido tamaño y otras veces gracias al uso de nuevas tecnologías,como drones, que pueden realizar entregas “puerta a puerta” de smartphones. Es
importante destacar la labor de los trabajadores penitenciarios que localizan estos teléfonos en los lugares más insospechados, como paquetes de galletas o botes de champú, a pesar de la falta estructural de personal, informan.
Actualmente, y según los últimos datos oficiales publicados por el portal de transparencia, son más de 3.400 las vacantes de funcionarios que hay en los centros penitenciarios, a lo que se suma la necesidad de ampliar la dotación de personal. Ha
cambiado el perfil del interno y sus características, por lo que los medios humanos deben adaptarse a este nuevo escenario.
Desde ACAIP-UGT, insistimos en la necesidad de dotar de medios materiales y humanos suficientes para, por un lado, evitar la entrada de teléfonos móviles y, por otro, realizar el control en el interior.
"Por todo ello, exigimos el correcto funcionamiento de los inhibidores de las prisiones y que se adapten a las nuevas tecnologías. Si limitamos las posibilidades de uso, reducimos la utilidad y evitamos el comercio ilícito", concluyen.