La vejez es una etapa natural del ciclo de vida que se caracteriza por una serie de cambios físicos, emocionales y sociales propios del envejecimiento. A nivel biológico, el cuerpo experimenta una disminución gradual de las capacidades físicas y cognitivas.
Mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación equilibrada, ejercicio regular y actividades que estimulen el cerebro, puede mejorar la calidad de vida en esta etapa. Sin embargo, en un reciente estudio científico se ha puesto en descubierto la verdadera clave para retrasar el envejecimiento.
Los resultados de la investigación destacan la importancia de fortalecer la resiliencia mental como un factor clave para lograr una vejez saludable. Según los hallazgos, la capacidad de adaptarse y superar los desafíos emocionales y psicológicos no solo contribuye al bienestar general, sino que también ayuda a retrasar el envejecimiento. Fomentar una mentalidad resiliente puede, por tanto, ser una herramienta valiosa para mejorar la calidad de vida en la tercera edad y reducir los riesgos asociados con el deterioro físico y cognitivo.
Según este estudio publicado en la revista BMJ Mental Health, dirigido por Yitang Zhang, del Departamento de Epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-Sen en China, la capacidad de afrontar y adaptarse bien a situaciones desafiantes durante la vejez está relacionada con un menor riesgo de mortalidad. Estos hallazgos sugieren que una actitud resiliente frente a las adversidades de la vida puede ser crucial para prolongar la longevidad y mejorar la calidad de vida en esta etapa.
Los resultados de la investigación subrayan la relevancia de fortalecer la resiliencia mental como un medio para alcanzar una vejez saludable, ya que también contribuye a retrasar el proceso de envejecimiento. La evidencia científica indica que la resiliencia mental es un proceso dinámico y activo, influido por factores como el sexo, las hormonas y los genes que regulan la respuesta del cuerpo al estrés.
Los investigadores de la Universidad Sun Yat-Sen señalan que la capacidad de desarrollar resiliencia mental evoluciona a lo largo de las distintas etapas del ciclo vital. En la tercera edad, contar con buenas habilidades de afrontamiento puede mitigar el impacto negativo de las enfermedades crónicas y la discapacidad asociada a esta etapa. Asimismo, explican que, al igual que el cuerpo tiene la capacidad física de recuperarse de una enfermedad, un trauma mental puede acelerar el envejecimiento, incrementando los niveles de estrés y ansiedad, lo que afecta varios sistemas del organismo.
Este estudio, iniciado en 1992, recopila información sobre el estado económico, de salud, civil y familiar de los participantes, a quienes se monitorea cada dos años. La resiliencia mental de los individuos se evaluó mediante una escala validada que incluye cualidades como la perseverancia, la calma, el sentido de propósito, la confianza en uno mismo y la capacidad de afrontar experiencias difíciles en solitario.
Los participantes fueron seguidos hasta su muerte o hasta mayo de 2021, lo que ocurriera primero. Durante un promedio de 12 años de seguimiento, fallecieron 3,489 personas. Los investigadores identificaron factores como el sentido de la vida, las emociones positivas, la salud autoevaluada y la satisfacción con el apoyo social como posibles influencias en la resiliencia psicológica. Según el estudio, generar emociones positivas puede potenciar los efectos protectores de la resiliencia mental y reducir el impacto de la adversidad acumulada en la salud mental de los adultos mayores.
Los hallazgos destacan la eficacia potencial de intervenciones diseñadas para promover la resiliencia psicológica, lo que podría reducir los riesgos de mortalidad en la vejez, concluyen los expertos.