Kamala Harris comenzó su carrera hacia la presidencia como un reemplazo de urgencia a la senectud de Joé Biden. En poco tiempo, la vicepresidenta ha convertido la campaña del Partido Demócrata en una máquina eficiente, con obvias posibilidades de ganar. Desde el inicio, Harris se ha apoyado en la experiencia de Hillary Clinton versus Donald Trump en el 2016.
Clinton supuso que un alto voto popular (incluso llegó a tener más que Harris hoy) resolvería todas las cosas. Ganó la votación por un par de millones de votos, pero perdió la competencia en el Colegio Electoral. En cambio, Harris se lanzó hacia los Estados con más peso en ese Colegio desde el primer día. Algunos de estos son además de los llamados Estados oscilantes, donde muchas cosas se deciden.
En un país con tantas encuestadoras como los EEUU, la apretada carrera demócratas versus republicanos se ha convertido en una micro-montaña rusa, donde un margen de error de 3% no permite cantar victoria desde muy temprano. Sin embargo, desde el inicio Harris ha tenido una pequeña ventaja, que ha venido creciendo, pero sin llegar a consolidarse del todo.
Aunque ya hay pronósticos o evaluaciones por el camino que le son muy favorables a la candidata. Fivethirtyeight (538), una página web que consolida cálculos de todas partes, anuncia que como va la cosa Harris va a ganar. Hace tres días ella tenía 281 votos electorales, y TrumpmargenEl márgen de victoria es más que suficiente, si las cosas siguieran así.
La campaña de Trump tiene sus esperanzas puestas en el debate entre los candidatos que comienza esta noche. Pero Harris no es Biden, y su experiencia como Fiscal General del Estado de California la vuelve un rival peligroso para el deslenguado republicano. Este se la pasado lanzándole insultos, algo que hasta aquí no le ha producido mayor ventaja.
Sin embargo, la ventaja de Harris es pequeña, y no está tallada en mármol. Su delantera se mantiene, pero su ventaja se ha ido reduciendo en el paso de agosto y en lo que va de setiembre. Lo que ella necesita es un nuevo envión para la fase final que lleva hasta el cinco de noviembre. También los demócratas confían en el debate de hoy, pero más aún en los errores de Trump.