La selección española brilla en un ejercicio de supervivencia. En un partido de excesos, supera a una estupenda Suiza con un jugador menos durante 70 minutos y resiste al acoso rival. Ferran resulta decisivo en el resultado al contragolpe. A España se la reconoce en el tablero al primer latido. Es una maniobra a su gusto, el tipo de jugada que define a un equipo: una acción rápida, de pases al primer toque, de Pedri a Nico y de éste a Joselu, cuyo remate se encuentra el guante del portero suizo. Esa electricidad que no apareció en Serbia genera una corriente de intervención en la selección, que juega desde ese momento conectado a su identidad. Es la España de la Eurocopa, vibrante, rápida y técnica. Un tiqui-taca con lanzallamas en los costados, donde aparecen Nico Williams y Lamine Yamal para sembrar el pánico entre los helvéticos. Marca Joselu (m. 3) en una genialidad creativa de Lamine, la conducción, la entrada en el área donde ya no se le toca, la finta y el recorte, el balón templado y dulce a la cabeza del exmadridista. Suiza es una selección armoniosa, que negocia la jerarquía del partido se llame como se llame el rival. En la Eurocopa consolidó un estilo y una personalidad que la convirtió en un equipo refrescante y moderno , que presionaba y tocaba, que no especulaba con el partido, sino que se lanzaba a por él. Contra una pimpante versión de España, Suiza se muestra al nivel de la Euro. El choque gana enteros, porque no hay un gobierno claro. La ambición de ambas escuadras dispara la circulación del balón, la presión alta, la búsqueda del área y las transiciones veloces. A los suizos le anula un gol el árbitro bosnio por una mano en el principio de la jugada, que es bastante discutible porque pareció una segunda acción. Hay energía y juego en la selección, Nico Williams vuelve a ser el extremo que hunde a su defensa, lo empuja hacia su portero y aprovecha una mejor panorámica del campo. En una contra conducida por el delantero del Athletic llega el segundo gol, un rechace peliagudo que caza Fabián y lo envía a la cazuela con precisión. Volvió Rodri al eje y por ahí España se siente más confortable, en la posesión y el manejo. Grimaldo, otra novedad , es más ofensivo que Cucurella aunque le cuesta más volver a sus espaldas. Joselu cuenta esta vez por delante de Ayoze, más hecho en el área y más resolutivo tal vez. Suiza es un bloque competitivo y sólido que juega muy bien al fútbol. No ha plegado el cable con los dos goles españoles y sigue incordiando desde todos los ángulos, la pelota bien sacada, las combinaciones rápidas por el centro y a la carrera del habilidoso Vargas o el bisonte Embolo, que las fabrica de todos los colores. En una pugna que gana el atacante helvético en carrera ante Le Normad, resulta expulsado el central del Atlético. Le sujeta en la carrera en una clara ocasión de gol. Es una nueva prueba para España, grupo limpio que no suele perder jugadores por el camino. Lamine sigue con sus diabluras por la banda y el área, casi marca en el 30, pero es Suiza quien anota en un córner que peina Embolo y concluye Amdouni. Es un test de supervivencia para la selección. Suiza impone un dominio absoluto, control del balón, del partido, del ánimo en curso... España es el Atlético del cholismo a ultranza . Una defensa ordenada y férrea, que despeja y salta, choca y empuja y apenas concede ocasiones a su adversario. Suiza se hace grande o España pequeña en los saques de esquina y los balones parados. A los helvéticos les anulan un segundo gol porque la pelota sale por la línea de fondo al lanzar un córner. De la Fuente quita a Lamine y Nico Williams y aquello suena a efecto heroico. Toca defender y salir como se pueda al contragolpe, pero sobre todo defender el resultado y el gol de ventaja con una defensa en la que los jugadores se llenan de tarjetas porque se trata de parar a los veloces suizos de una forma u otra. No hay ligazón ni vistosidad en la selección, pero tampoco Suiza acosa más de la cuenta a David Raya. Cuando el partido languidece, emerge Ferran Torres, un jugador que se transforma con la selección. En el primer contragolpe pone un balón estupendo a Fabián, cuyo remate con giro de pie perfecto acaba en la red. Y en el segundo, Ferran finaliza él mismo y con calma una carrera en solitario. España, del barro al éxito.