A poco de que falleciera mi suegra, la familia de mi mujer recibió la notificación de que le reconocían su grado de dependencia, y en consecuencia la prestación económica correspondiente, una gestión que se había dilatado durante varios años. La ayuda solicitada era para hacer frente a los gastos de la residencia, unos gastos que fueron saliendo de la cuenta cada vez más mermada de mi suegra. Después de tan larga espera, la resolución de la Junta de Andalucía le comunicaba, junto al reconocimiento, el abono con carácter retroactivo del montante correspondiente a todo el periodo de demora. Pero resulta que mi suegra había fallecido, y, por tanto, la retroactividad ya no tenía sentido, pues la persona física había pasado...
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