Con el puesto de gobernador del Banco de España entregado a José Luis Escrivá, ex ministro de Transformación Digital y Función Pública, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ultima su desembarco en el Banco de España para copar bajo su control el resto de puestos pendientes de cubrir. Esta misma semana se ha conocido que ha cedido de nuevo ante las exigencias de sus socios independentistas catalanes y ha «pagado» la «cuota catalana» colocando como consejero de la institución a Jordi Pons, uno los economistas denunciantes del presunto expolio fiscal de Cataluña por parte del Estado, en sustitución de Nuria Mas, que dejó vacante su plaza hace unos meses tras cumplir su mandato como una de las últimas consejeras del Gobierno de Rajoy.
Pero el más importante de los cargos pendientes de renovar es el de subgobernadora, que ostenta Margarita Delgado hasta el próximo miércoles, fecha en la finaliza su relación. Moncloa ha impuesto el hermetismo para evitar filtraciones, pero según fuentes gubernamentales consultadas por LA RAZÓN Sánchez ha decidido que la sucesora de Delgado sea otra mujer, para mantener las formas sobre la paridad y el feminismo de su Gobierno. Entre las candidatas favoritas para sustituirla se encuentra el de la actual vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Montserrat Martínez Parera, y la secretaria general del Tesoro y Financiación Internacional.
El resto de candidatos que sonaban en las quinielas parecen haber perdido toda posibilidad. Fernando Restoy, presidente del Instituto de Estabilidad Financiera; Óscar Arce, director general de Economía en el BCE en Fráncfort; o David Vegara, miembro del consejo ejecutivo de Banco Sabadell, que habían sonado también como opciones barajadas por Sánchez, tienen su contador casi a cero. El único con alguna opción para que el Gobierno se salte la «ley de paridad» en el supervisor sería Ángel Uribe, exasesor económico de Sánchez y amigo personal del presidente –aunque algo distanciado en la actualidad–, que actualmente dirige el departamento de investigación económica en el fondo de cobertura Citadel en Nueva York.
En teoría, la decisión sobre quién debe ser el subgobernador del Banco de España no correspondería al Gobierno, sino al primer partido de la oposición, como se ha hecho desde la Transición. Pero tras la imposición de Escrivá como gobernador, el PP se ha desmarcado de cualquier negociación y ha confirmado que no propondrá ningún nombre para número dos del supervisor al no haberse cumplido con las normas no escritas de designación de ambos cargos, que establecen que el Gobierno nombra al gobernador y el partido de la oposición propone al subgobernador.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo recordó esta semana tras anunciar a Escrivá que la Ley de Autonomía del Banco de España establece que los nombramientos en la institución corresponden al Gobierno entre quienes «sean españoles y tengan reconocida competencia en asuntos monetarios o bancarios». Pero con el plante del PP y con esta ley en la mano, el nombramiento de subgobernador le corresponde directamente al gobernador, es decir, a José Luis Escrivá, aunque a nadie se le escapa que será Moncloa quien lo decida. En todo caso, Cuerpo volvió a reiterar que desde el Gobierno seguirán con «la mano tendida» para que la renovación de todos los organismos siga siendo, «en la medida de lo posible», consensuada y acordada con el PP.
Ayer, ante el Rey Felipe VI, Escrivá prometió su cargo como gobernador para, posteriormente, traspasar la cartera de ministro a Óscar López, nuevo titular de Transformación Digital y Función Pública. Todo se ha acelerado porque el nuevo gobernador debe estar presente en la próxima reunión del Banco Central Europeo (BCE) que se celebrará el próximo 12 de septiembre para decidir el futuro de la política monetaria europea.