Muchos jóvenes peruanos optan por continuar sus estudios universitarios fuera del país, en busca de nuevas oportunidades y experiencias enriquecedoras. Este es el caso de Tadeo Gil Silva, un prometedor violinista peruano de 23 años que ha cruzado fronteras para perfeccionar su arte en la Musikhochschule de Lübeck, Alemania.
En una reciente entrevista con La República, Tadeo compartió detalles sobre su vida residiendo en Lübeck, una ciudad situada en el norte de Alemania, además de sus experiencias académica, personal y laboral en dicho país europeo.
La relación de Tadeo Gil Silva con el violín comenzó en su más tierna infancia, alrededor de los 4 años, en un entorno familiar marcado por la música. Su padre Jahir Gil, también violinista, se formó en el Conservatorio Nacional de Música de Lima en los años 90, y fue quien introdujo a Tadeo en el mundo de las cuerdas, ya que le brindó sus primeras clases.
El joven peruano cuenta a La República que el violín siempre fue una presencia constante, tan cotidiana como "ir a comprar pan", describe. No lo veía como un arte o una disciplina especial, sino más bien como un elemento más de su vida diaria. "El violín estuvo naturalmente en mi vida", explica el joven, subrayando lo arraigado que está este instrumento en su entorno y cómo se ha convertido en una extensión de su identidad familiar y personal.
El peruano inició su formación académica en el Conservatorio Nacional de Música, ahora Universidad Nacional de Música, donde estudió hasta el séptimo ciclo. Durante esos años, se benefició de la guía de varios maestros en las secciones preparatoria y superior, como Frank Arias, María Elena Pacheco, su mentor Carlos Jonhson y más.
Además de su educación formal, Tadeo se introdujo tempranamente en el ámbito profesional de la música. "Apenas cumplí los 18 años, gané mi plaza CAS en la Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario, una plaza del Estado", revela Tadeo. Simultáneamente a sus estudios, impartía clases a estudiantes más jóvenes, participaba en eventos privados y colaboraba en producciones de ópera en el Gran Teatro Nacional y en el Festival Granda.
El joven de 23 años recuerda un consejo de María Elena Pacheco: "Siempre me aconsejó que tomara clases con el maestro Johnson". Este cambio fue crucial, pues Johnson, residente en Alemania, ofrecía un enfoque pedagógico más personalizado, ya que brindaba clases a máximo tres alumnos por ser enseñanza híbrida: presencial cuando regresaba a Perú y virtual cuando estaba en Alemania.
Durante la pandemia, Johnson sugirió a Tadeo aplicar a una universidad en Alemania y, pese a que su trayectoria en Perú estaba empezando a crecer, optó por ella, por lo que dejó todo (familia, amigos, novia, carrera, trabajo) para desarrollarse profesional y personalmente en Alemania. Con mucho esfuerzo y determinación, llegó a Alemania, donde logró ingresar a la universidad y dio inicio así a una nueva etapa en su vida académica y profesional.
Tadeo Gil Silva se preparó para los exámenes de admisión en Alemania durante casi un año, tomando clases privadas, aunque aún no era estudiante oficial. "Estar en el ambiente y tomar clases privadas me ayudó más", señala. El proceso de admisión incluyó cinco fases: 1) preselección, 2) examen teórico de especialidad, 3) examen práctico de violín frente a jurados, 4) examen práctico de piano y 5) examen de idioma con entrevista oral.
En el caso de la evaluación de idiomas, previamente estuvo aprendiendo el alemán de manera autodidacta, utilizando recursos en línea, video y la ayuda de sus amigos latinos ya integrados en la universidad; sin embargo, fue para él fue lo más complejo del proceso de aplicación. "Ese examen yo no solo pasé, yo sobreviví, fue muy duro", admite el violinista.
Actualmente, se encuentra cursando el cuarto ciclo en la Musikhochschule, una universidad pública en Alemania. "Por semestre pago aproximadamente 270 euros, que es cuestión de pagar la matrícula y la mensualidad; pero un estudiante de una institución privada paga 2.200 euros o 1.200 euros, dependiendo del estado estés viviendo", detalla el peruano. Esta diferencia subraya el acceso más económico a la educación estatal en Alemania comparado con las instituciones privadas.
La diversidad en la universidad es otro aspecto que Gil Silva destaca positivamente. "Me gusta que la universidad sea tan internacional; cuando ingresé, tuve compañeros italianos, españoles, portugueses, suizos, holandeses", relata. Para él, el valor de esta internacionalidad es inmenso: "Lo más bonito es compartir con todos en diferentes idiomas, te nutres muchísimo, desarrollas idiomas".
Para Tadeo Gil Silva, una de las principales diferencias entre ambas instituciones es la malla curricular: "Aquí (en Alemania) la teoría es importante, pero la práctica lo es aún más". Aunque reconoce que el cambio entre el antiguo Conservatorio Nacional de Música y la actual Universidad Nacional de Música (UNM) en Perú ha sido positivo bajo la regulación de la Sunedu, destaca que el enfoque artístico de una escuela alemana es mucho más especializado y práctico.
Esta es una de las razones por la que recomienda, y si es que está en las posibilidades del interesado, postular a una universidad de Europa. Sin embargo, está orgulloso de lo que la UNM va mejorando cada año y está agradecido por todos los conocimientos que adquirió en ella.
En este país europeo, el violinista compagina sus estudios con trabajos como freelancer gracias a su visa de estudiante. "Puedo trabajar en orquestas y proyectos; he estado trabajando mucho con el teatro de Lüneburg, una orquesta profesional", comenta. Además, participa frecuentemente con el ensamble Kammerensemble Konsonanz en Bremen y actualmente colabora en un proyecto con Adele, quien durante agosto de 2024 realizó una residencia de 10 conciertos. Esta flexibilidad le permite enriquecer su experiencia profesional mientras sigue formándose académicamente.
Originalmente, fue contactado por el administrador de la Nueva Filarmónica de Hamburg, en la que también trabaja, para formar parte de un nuevo proyecto musical, sin saber inicialmente que sería para Adele. No obstante, cuando lo aceptaron y le enviaron el contrato por e-mail, el peruano de 23 años no pudo creer que formaría parte del ensamble musical de Adele, una experiencia que describe como inolvidable.
Los ensayos comenzaron la tercera semana de julio y se extendieron hasta el 1 de agosto, con conciertos que albergaron hasta 80.000 personas. "Esta es la primera vez que toqué para 80.000 personas (…). Cada violinista tiene un elevador individual que te saca a la parte superior, entonces tú subes y ves el mar de gente y todos los flashes de celulares", comparte emocionado. "Para mí, esa es la mayor gran experiencia que me he llevado de todos estos 10 conciertos".