“Yo escribía, pero sin pensar que ese era mi destino, porque la escritura funciona en muchos niveles, sobre todo a nivel reflexivo. Muchas de las preguntas que uno se hace se aclaran, se les ve una perspectiva al momento de escribir. Pero creer que iba a ser una escritora no era algo que estuviera en mis propósitos. Eran palabras mayores y las condiciones del país eran paupérrimas. ¿Quién podría intentar vivir de eso o dedicarle toda su vida? Eso era una locura. Sin embargo, en la medida en que me fui introduciendo, me di cuenta que eran palabras necesarias, al parecer no sólo para mí”. Con esa reflexión, la escritora Elvira Hernández compartía con Radio y Diario Universidad de Chile el comienzo de su relación con la poesía, género que la ha acompañado durante varias décadas y que la alzó como una de las voces más innovadoras de su generación.
Este miércoles 4 de septiembre, esta importancia se materializó a través de uno de los máximos reconocimientos otorgados por el Estado de Chile, y que la coronó como la nueva ganadora del Premio Nacional de Literatura. Nombramiento que, además, la enmarcó en la historia de nuestro país como la segunda mujer poeta en recibir esta distinción, sólo precedida por Gabriela Mistral.
Este año, la autora compitió en la carrera por el galardón con otras figuras destacadas de la poesía local como Tomás Harris, Teresa Calderón, Juan Cameron, Carlos Trujillo y Rosabetty Muñoz. Sin embargo, fue la escritora de “La bandera de Chile” quien terminó imponiéndose en una decisión unánime.
“La verdad es que hay mucha emoción dentro de quienes componemos el jurado que otorga los premios nacionales, en este caso de literatura, por varios motivos. Por una parte, por el talento innegable e indudable y que le da este reconocimiento a Elvira Hernández”, comentó la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, quien compartió el jurado con la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés; el último ganador, el escritor Hernán Rivera Letelier; la rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y parte del Consejo de Rectores, Elisa Araya Cortez; la integrante de la Academia Chilena de La Lengua, María Eugenia Góngora; y Patricia Fernández y Carlos Cociña, del Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
“Además, sólo seis mujeres han recibido este reconocimiento a lo largo de la historia, y es un momento en el que, como bien decía Elvira, no son reconocimientos hacia las mujeres como una minoría identitaria, sino que al talento de una artista chilena que tiene una larga trayectoria, que ha marcado a diversas generaciones y que ilumina generaciones nuevas”, sumó Arredondo durante la ceremonia, que tuvo lugar en la Biblioteca Nacional.
Esta eflexión también fue compartiada por la escritora Nona Fernández. “Sin dudas es una alegría tener por fin una segunda poeta ganadora del Premio Nacional después de Gabriela Mistral, que lo ganó incluso después de haber recibido el Nobel. Es la sexta mujer, y creo que son gestos importantes porque la poesía del futuro necesita tener referentes de mujeres escritoras, de mujeres poetas“.
Las impresiones de la ministra en torno a la importancia de la obra de Hernández fueron compartidas por la rectora Devés. “Su poesía es, de alguna manera, verdad. Y eso lo reconocen las distintas generaciones. Lo necesitamos como guía, como orientación. Su sobriedad, su seriedad, el respeto que infunde es un regalo para Chile en este momento. Así que celebramos desde la Universidad de Chile a quien nos ha acompañado siempre”, expresó.
Durante los años de la dictadura civil-militar que azotó a nuestro país, el trabajo poético de Elvira y otros escritores que surgieron durante esos oscuros años ocupó un lugar muy importante en la resistencia al régimen. “Pertenezco a una generación que se forjó en la época de la dictadura y en ese periodo la poesía se fortaleció“, comentó la autora pocos minutos después de recibir el galardón. “Fuimos una palabra coral que creo que habría que examinar porque es parte de la historia. Quiero agradecer también a quienes me postularon, a mis editores y sobre todo a mis lectores, que son quienes tienen la última palabra cuando se ha escrito algo. Ellos son los que le dan vida. Las obras permanecen vivas en la medida que se leen, así que yo agradezco profundamente este galardón porque es un honor para mí”.
Nacida en 1951 en Lebu como María Teresa Adriasola, se propuso estudiar Filosofía en el Instituto Pedagógico de la U. de Chile. Sin embargo, la irrupción del golpe de Estado la llevó a inscribirse en un curso de Literatura dictado por el Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la misma institución.
Desde allí que comenzó a integrar un movimiento contracultural que la llevó a publicar en 1981 -y en Argentina- “La bandera de chile”, libro que circuló de manera clandestina por cerca de diez años. Le siguieron otras obras como “¡Arre! Halley ¡Arre!” (1986), “Meditaciones físicas por un hombre que se fue” (1987) y “Carta de Viaje” (1989).
“La mayoría de quienes vivimos nuestra formación en esa época pasamos por ese rigor enorme, donde no teníamos prácticamente nada y donde la concurrencia a las bibliotecas era algo mal mirado, porque pensar y buscar lecturas era algo sospechoso. Eso mismo te creaba una necesidad y un deseo de encuentro con autores que había que, prácticamente, desenterrar porque las bibliotecas estaban con la puerta entornada. No era fácil para nada”, recordó hace un tiempo sobre esos años.
Un tremendo bagaje cultural que ha sido valorado de forma transversal. “Es una alegría enorme que Elvira haya sido la ganadora del Premio Nacional en este año. Fue una votación unánime que, de alguna manera, evidencia el poder de su obra“, comentó Fernández. “Yo, en lo personal, espero que este premio sea una forma de agradecer su trabajo, por una parte. Y por otra, una manera de incentivar que su trabajo siga desbordándose y encontrándose con nuevas y nuevos lectores”.
“La obra de Elvira es muy poderosa, muy contundente, muy reflexiva. Está constantemente buscando hacer un diálogo con la realidad. Y para las nuevas generaciones es un gran referente. Lo digo como escritora, como lectora y como profesora. Me doy cuenta cómo su obra se desborda e ilumina a las nuevas generaciones. Su obra ayuda a definir y a escribir la poesía del presente y del futuro”, sumó la autora de “La dimensión desconocida“.
Incluso el Presidente Gabriel Boric manifestó su emoción con este reconocimiento: “Son, desgraciada e injustamente, tan pocas las mujeres que han sido premiadas y tu obra resalta entre tantos. Te leo hace mucho tiempo. Tuve la oportunidad de presentar un libro contigo hace varios años y no te imaginas la alegría que me da que hayas sido tú finalmente la premiada. Felicitaciones, que tu poesía llegue a todos los rincones de Chile y que la poesía siga haciendo vida“, expresó a la poeta a través de una llamada telefónica.