El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere convencer cuanto antes a los barones de que apoyen en público y en privado la reforma del sistema de financiación autonómica para Cataluña, pactada con Esquerra Republicana a cambio de la investidura de Salvador Illa. El líder socialista no esperará a noviembre y utilizará el Comité Federal de este sábado para tratar de persuadir a los dirigentes territoriales, asegurándoles que el ‘concierto’ catalán no les hará perder votos en sus territorios.
La dirección del Partido Socialista se encamina a una remodelación de los dirigentes autonómicos del partido. Castilla y León o la Comunidad de Madrid son dos de las regiones donde Ferraz considera que la formación se ha estancado y apunta a un cambio en el liderazgo para comenzar a construir una alternativa que impulse electoralmente a la formación.
Aunque algunos mandatarios autonómicos no continuarán tras al 41 Congreso fechado para el 15, 16 y 17 de noviembre, Sánchez aprovechará el evento del sábado para hacer pedagogía con los dirigentes y los posibles sucesores.
El acuerdo entre el PSC y ERC ha levantado ampollas en distintas delegaciones socialistas. Desde Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, hasta Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias. Los dos barones más importantes del partido han mostrado su rechazo a la iniciativa. El texto pactado excluye a Cataluña de la caja común que desarrolla la ley de financiación autonómica.
Al malestar de los principales dirigentes regionales, se ha sumado el del resto de autonomías. La cesión a ERC ha desatado el temor en las federaciones socialistas a que los ciudadanos de distintos territorios retiren su apoyo al PSOE en las elecciones autonómicas.
También hay dentro del partido quien considera que el 41 Congreso servirá a la dirección nacional para impulsar liderazgos afines en el modelo territorial que abre la financiación autonómica de Cataluña, y dejar en segundo plano a las voces más díscolas.
El pasado 28 de mayo de 2023 ya supuso un duro varapalo político para los socialistas, que perdieron los gobiernos de Extremadura, Baleares, Aragón, La Rioja y la Comunidad Valenciana a manos del Partido Popular con una campaña marcada por los pactos en el Congreso de los Diputados entres PSOE y EH Bildu. Las direcciones territoriales están especialmente sensibles a cualquier movimiento de Madrid que pueda suponer un palo en la rueda para la remontada.
Sánchez no ha querido referirse a las críticas internas y prefiere tratarlas en privado. Dará la palabra a todos los dirigentes que quieran oponerse al acuerdo con ERC y preparará una respuesta contundente: “No os hará perder votos”. El presidente argumentará apuntando a la parte más sensible para los barones: el miedo a perder apoyos. El planteamiento del líder del Ejecutivo se basa en que la prioridad era conseguir, sí o sí, por un Govern dirigido por Illa para dejar atrás y hacer olvidar los casi diez años de procès que han mantenido a partidos independentistas en el poder desde hace más de una década.
En el PSOE calculan que el ‘cupo’ catalán dañará al partido cuando se apruebe —si finalmente consiguen una mayoría en el Congreso de los Diputados que la respalde—. Pero calculan que con el paso de los meses, la “normalización” de la situación en Cataluña –con un Ejecutivo socialista al frente de la Generalitat— supondrá un antes y un después, y permitirá convencer a su electorado de que la cesión ante ERC supuso poner punto y final a la agenda separatista.
La dirección socialista tiene la mira en el medio y largo plazo. En Moncloa y Ferraz marcaban un punto y aparte tras las elecciones europeas. El primer semestre de la legislatura acumuló cuatro convocatorias electorales: Galicia, País Vasco, Cataluña y Europa. Este carrusel mantuvo una constante campaña electoral que se alargó seis meses. Ahora en la cúpula del PSOE preparan cambios en las direcciones territoriales para armar una alternativa durante los próximos tres años sin urnas de por medio; y calculan que para mayo de 2027 —fecha prevista para las siguientes elecciones autonómicas— la pérdida de apoyos que suponga la nueva financiación de Cataluña se compensará con los votos que ganen por los efectos del Ejecutivo de Illa.