Mientras en La Défense la natación española proseguía su buen hacer con las platas de Nuria Marqués y Marta Fernández , en el atletismo todas las miradas estaban puestas en la velocista Adiaratou Iglesias, campeona paralímpica en Tokio 2020. Sin embargo, la africana afincada en Lugo no pudo brillar como acostumbra en la prueba de los 100 metros lisos y se vio relegada a la quinta posición. Decepción que rápidamente solventó David José Pineda en la prueba de los 400. El español de origen dominicano firmó una actuación espectacular y se llevó la plata , a solo 15 décimas del colombiano Obando, nuevo campeón paralímpico. Pero lo más espectacular de esta gesta es que hace solo un año que compite en deporte adaptado. Pineda cruzó al otro lado del charco cuando solo tenía 12 años y fue a recalar a Soria , ciudad en la que aún residen. Cuando empezó a ir al colegio, le dieron un carnet de discapacidad, pues luego supo que contaba con una minusvalía intelectual del 36%. Pero ese hecho le produjo un gran complejo y siempre se lo ocultó a la mayoría de sus conocidos. «Siempre rompía el carnet, me producía una gran vergüenza», reconoció el atleta. Tal era su necesidad de ser uno más que comenzó a participar en competiciones de deporte no adaptado, y el resultado fue muy impactante. Rápidamente, se convirtió en una de las grandes promesas del atletismo soriano y eran los 400 metros vallas su especialidad. De hecho, en 2017 consigue una medalla de bronce en el Europeo júnior. El problema fue que el despegue fue breve, ya que tras ese metal, Pineda fue absorbido por una espiral de lesiones sin fin. Cuando ya parecía que su carrera estaba para capitular, un día de 2023, mientras tomaba un café en un bar de Soria, vio por la televisión una competición de deporte adaptado y convirtió aquello que le daba tanta vergüenza en una fortaleza, en un camino hacia el éxito. «Me di cuenta de todas las oportunidades que había tenido y que no había aprovechado». Tras hablar con su entrenador, ambos iniciaron todos los trámites y se pudieron manos a la obra. Sorprendió y mucho ver a Pineda el pasado mayo proclamarse campeón de España en los 400 metros de deporte adaptado. Fue ahí cuando el corredor hizo pública su discapacidad y, aunque prosiguió compitiendo en las vallas, focalizó todas sus energías en conseguir la clasificación para los Juegos de París. Decisión acertada, pues este martes se convirtió en el héroe de la delegación española al obtener una plata fantástica, muy cerca del oro y convirtiéndose en el archienemigo de la grada francesa. Uno de los rivales que dejó atrás en su magnífico esprint fue al corredor local Kouakou , y quiso regodearse en el hecho. «Gritad ahora, gritad ahora... ¡Ahora no gritan!», aseguró Pineda ante los micrófonos españoles mientras hacía el gesto de silencio a los aficionados galos.
