Estar embarazada, dar a luz o amamantar en Gaza representa un estrés cotidiano. La hambruna afecta a casi todos los habitantes de la franja y la falta de agua potable es un desafío mayor. Las mujeres embarazadas sufren anemia, desnutrición y necesitan desesperadamente vitaminas y suplementos prenatales. Lo mismo ocurre con las mujeres que amamantan.
La guerra de Israel contra Hamas tras el atentado del 7 de octubre ha afectado particularmente en Gaza a las mujeres embarazadas, las que están en posparto y las que amamantan. Los médicos informan de un número sin precedentes de abortos espontáneos causados, en su mayoría, por el estrés psicológico que produce vivir bajo bombardeos durante meses.
Yasmine es madre de seis hijos y estuvo embarazada durante los primeros meses de guerra: “Tuve a mi última hija en plena guerra y todo es extremadamente complicado. Alimentarla, mantenerla viva, brindarle seguridad psicológica, física y financiera… ya no tengo nada”, relata. “Mi hija no come lo suficiente, no come tanto como debería, siempre está cansada. Tanto ella como yo no comemos lo suficiente, porque ya no hay comida. Y encontrar leche para bebés es aún peor, no hay, o es muy cara“.
La joven, de unos 30 años, cuenta que perdió su casa en los primeros meses de la guerra. Ya no tiene padres que la ayuden con sus otros cinco hijos cuando cuida a su hija de tres meses, porque su padre y su madre murieron en los bombardeos. Yasmine ya no soporta los aviones ni la injusticia, ni la eterna búsqueda de comida: “No sé cómo podrá desarrollarse su pequeño cuerpo. Además, están todas estas epidemias, estas enfermedades que no dejan de propagarse”.
El parto es otra cuestión angustiante y recurrente para todas estas mujeres en la Franja de Gaza. ¿Cómo dar a luz en tales condiciones, cuando los hospitales carecen de todo, incluso de lo más básico, y ya están saturados de pacientes al borde de la muerte? Malek, quien es de Beit Lahia y actualmente está desplazada en una escuela, comenta: “Estoy embarazada de ocho meses y debo confesar que tengo mucho miedo del parto. Primero, porque temo no poder llegar a tiempo al hospital y tener que dar a luz aquí. Luego, porque hemos sido desplazados tantas veces que estoy agotada y muy estresada”, confiesa.
Antes de la guerra, los hospitales y maternidades atendían a mujeres y recién nacidos si necesitaban incubadoras o atención especial. Hoy, algunos ni siquiera verán la luz, ya que en Gaza los médicos informan de un número sin precedentes de abortos espontáneos. La mayoría son causados por el estrés psicológico, ya que estas mujeres han vivido bajo bombardeos durante meses. Su salud mental no es estable y carecen del apoyo de sus familias.
Aunque es difícil obtener cifras oficiales, doctores consultados en diferentes partes de la Franja de Gaza afirmaron a la ONU que ven alrededor de 10 mujeres al día que acaban de sufrir un aborto espontáneo, en comparación con una o dos máximo antes de la guerra.