La mejor frase que Javier Lambán ha dejado en su honesta lucha contra la deriva oportunista de su partido fue la que dio la vuelta a la teoría de la «necesidad virtuosa» del sanchismo. En su lugar proponía el dirigente aragonés la de la «virtud necesaria», es decir, el mandato imperativo de los principios. Integridad ética y lealtad constitucional frente a la maleabilidad maniobrera del pragmatismo; he aquí una propuesta revolucionaria, verdaderamente regenerativa en nuestro degradado marco político. Una enmienda a la totalidad del espíritu ventajista que se ha apoderado de las instituciones para despojarlas de sentido, colonizarlas a capricho aterrizando en ellas a sus ministros y convertirlas en un instrumento más al servicio del poder ejecutivo. Prédica en el...
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