En una nueva homilía, el papa Francisco manifestó su dolor y él de todo Vaticano por la pérdida de una de las figuras más importantes de la Iglesia católica que sacudió con su muerte a toda la santa sede, por su cercanía a uno de los principales referentes en Roma.
Durante su oración diaria, el líder católico "expresó su pésame y cercanía en la oración". En el comunicado oficial, el micropaís católico despidió "con dolor, pero en la fe de Jesucristo crucificado y resucitado" a la reconocida mujer.
Este fin de semana falleció Ada Miotti Parolin, madre del cardenal y secretario de Estado en el Vaticano Pietro Parolin. La difunta mujer tenía 96 años y el respeto de todo el Colegio Cardenalicio.
"Se durmió serenamente en el Señor", anunció el comunicado oficial de la santa sede con la oración por sus hijos y quienes la acompañaron en su lecho final: Don Pietro, Mariarosa y Giovanni con sus cónyuges, hijos, nietos y todos los familiares.
"Yo soy la resurrección y la vida. La vida no se quita, sino que se transforma", cerró el texto de despedida de su necrológica que se acompañó con el pésame del papa Francisco.
El funeral se celebrará el martes 3 de septiembre a las 9.30 horas en la iglesia parroquial de Schiavon, en la provincia y diócesis de Vicenza. "Después del funeral, la querida Ada descansará en el cementerio de Schiavon", cerró el informe oficial.
El lunes 2 de septiembre a las 19.30 horas habrá una vigilia de oración, en el mismo templo. "La familia agradece a todos los que estuvieron afectuosamente cerca de la querida Ada y a los que asistirán al funeral con la consigna: 'no flores, sino buenas obras'".
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"En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír".
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: "¿No es éste el hijo de José?"
Jesús les dijo: "Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm' ".
Y añadió: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria".
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí".