Y no es que esté solamente vivo, sino super vivo y con más fuerza que nunca, porque a pesar de la edad y de los inconvenientes que muchos opinan en su entorno que un viaje de este calibre es inadecuado a su edad o los sies o noes de muchos, Francisco sigue adelante con un programa que no es para amateurs.
El viaje que ha iniciado desde Roma a las 17.15 hrs. recorrerá 11.354 km. Volará durante 13.15’ horas en este primer tramo hasta llegar a Yakarta.
El Papa durante los vuelos papales trabaja desde el primer momento en el que se sube al avión. Suele ocupar el asiento delantero y en esa cabina lo acompaña su séquito. Las cabinas posteriores las ocupan periodistas. Son 75 los que en esta ocasión le acompañan, una cifra muy superior a la habitual en los viajes papales. Una vez que el avión llega a la altura de crucero, el papa saluda a cada uno de ellos concediéndoles una pequeño encuentro personal en el cual suelen entregarle algún objeto, pedirle alguna firma y por supuesto no faltan los selfies personales. También le concede a cada uno de los integrantes de la tripulación algún minuto para conocerlos y agradecerles personalmente su trabajo.
En esta ocasión después de dedicar un buen tiempo a todos y cada uno de los que lo acompañan en este viaje, cenará y descansará. A primera hora de la mañana, siempre a bordo del avión que lo conduce a Yakarta, tendrá un desayuno y poco antes de aterrizar un snack. Está prevista la llegada al primer país de este larguísimo viaje mañana martes 3 de septiembre a las 11.30hrs. (6.30 am hora de España) Será en el aeropuerto internacional de Jakarta.
Habrá sobrevolado 11 países empezando por Italia – Croazia – Bosnia ed Erzegovina– Serbia/Montenegro– Bulgaria – Turchia – Iran – Pakistan – India – Malesia – Indonesia.
Al aterrizar en Jakarta subirán al avión para darle la bienvenida el Nuncio Apostólico Mons. Piero Pioppo y el jefe de protocolo de Indonesia, una vez concluido el saludo de las primeras autoridades, el papa descenderá del avión en un elevador móvil.
Al pie de la escalera, será recibido por el ministro de Asuntos Religiosos junto con otras autoridades y por dos niños que vestirán trajes tradicionales que le obsequiarán flores. No habrá discursos. Saludará posteriormente a diversas delegaciones y a la Guardia de Honor y de allí partirá a la Nunciatura Apostólica que está ubicada cerca de la plaza Merdeka. Lo recibirán un grupo de enfermos, refugiados y de inmigrantes. Ya por la noche entorno a las 19.00 hrs. irá a misa en privado y la cena la hará también en privado.
Al día siguiente (miércoles 4 de septiembre) a las 7.00 de la mañana, volverá a asistir a misa en privado para dirigirse después a las 9.20 hrs. al Palacio Presidencial llamado “Istana Merdeka”, en donde un guardia de honor a caballo lo acompañará hasta la entrada principal. Esto será solo el comienzo de su viaje apostólico número 45 que hoy emprende a sus casi 88 años.
La primera ciudad en este viaje, Jakarta, tiene once millones de habitantes. Su nombre en indonesio significa “victoriosa y próspera”. Sus orígenes vienen del siglo IV cuando solo era un puerto comercial y su nombre a la época era “Sunda Kelapa” – Nuez de coco de Sunda. Los primeros europeos en llegar procedían de la ciudad Malacca, hoy perteneciente a Malasia en 1513. Fue parte del Sultanato de Banten y fue entonces cuando fue rebautizada como Yakarta. En 1596 los holandeses llegaron de la mano de Jan Pieterzoon Coen, enfrentandose a los britanicos y se quedaron con la isla por cuenta de la Compañía holandesa Indias Orientales y ellos construyeron edificios al puro estilo holandés, crearon canales y pintaron la ciudad con gran similitud a Amsterdam lo que suscito una gran admiración en los europeos. La ciudad en aquel momento ostentaba el nombre de Batavia y con su “look” tan europeo era conocida como “La Reina de Oriente”.
Muchos han sido los cambios que ha vivido esta parte del mundo, una ciudad que tiene un clima tropical al que llegan los monzones. La humedad es constante. Las lluvias llegan y duran desde octubre hasta mayo por lo que al Papa Francisco no parece que le tocarán.
El viaje que hoy emprende el papa es el claro reflejo de lo que él desea desde que llegó al Vaticano, un no parar.