A sus 22 años, Bryan Sánchez se ha consolidado como una de las promesas emergentes del pop cubano. Este joven artista autodidacta ha logrado lo que muchos sueñan: ver su primer disco nominado en Cubadisco 2024, en las categorías de Ópera prima y Pop fusión. Una hazaña notable para alguien que ha aprendido a tocar la guitarra y a perfeccionar su voz en los parques y con tutoriales de YouTube, en lugar de en academias formales.
Desde temprana edad, la música fue una constante en su vida. Siempre soñó con cantar, aunque su entorno no le ofrecía las facilidades para desarrollarse profesionalmente. Sin embargo, la determinación de Bryan superó cualquier obstáculo. Su amor por la música fue creciendo y con él, su deseo no solo de interpretar, sino también de crear.
La composición ha sido una parte esencial de su camino artístico. Para Bryan, escribir canciones es mucho más que una simple actividad; es una forma de plasmar sus vivencias, emociones y pensamientos en un formato que puede compartir con el mundo. Aunque comenzó a escribir a los 15 años, fue a los 17 cuando compuso su primera canción en solitario, titulada Junto a mí, disponible en YouTube junto a otras de sus creaciones como El favor, Tan rico, Cuéntale y Superheroína.
Este proceso creativo, en el que a menudo contaba con el apoyo de su familia, especialmente de su madrina, le permitió desarrollar un estilo propio. Su música es una mezcla de ritmos contemporáneos que coquetean con diversos géneros, algo que ha llamado la atención en la escena musical cubana.
—Estudiar música de forma autodidacta implica muchos desafíos, ¿cómo los has superado?
—Sí, implica un gran desafío intentar estudiar, al menos lo básico, de aquello a lo que quieres dedicarte, en mi caso, la música. Enfrenté muchos obstáculos, tropecé más veces de las que probablemente hubiera tropezado si hubiera tenido un profesor que me guiara. En ese momento no tuve a nadie que me orientara.
«Sin embargo, creo que nací con el don de querer dedicarme a esto al ciento por ciento. Las personas a mi alrededor me decían que tenía talento, y eso me motivaba día tras día a seguir viendo videos en YouTube y a seguir evolucionando. Aprendí a ser autocrítico conmigo mismo, algo que me costó tiempo desarrollar.
«Hubo muchas ilusiones y también muchas decepciones. Cometí errores y tuve que aprender de ellos. Así fue como, de alguna manera, fui evolucionando como persona y como artista. Y hoy sigo en ese proceso de evolución».
—¿Cómo decides los temas de tus canciones? ¿Influyen tus experiencias personales?
—Las experiencias personales influyen mucho en mi música. Muchas de mis canciones están basadas en historias reales de mi vida, pero también hay otras que surgen de mi imaginación. Creo historias ficticias, desarrollo personajes y me meto en su papel hasta que logro concebir una canción de principio a fin. Esto ha sido el caso de muchas de las canciones que he escrito y lanzado.
«No ha sido un problema para mí trabajar de esta manera. Sin embargo, las canciones que están basadas en experiencias reales son las que más rápido compongo, porque las siento de verdad. Cuando se trata de una historia ficticia, me tomo un poco más de tiempo para escribirla. Me gusta trabajar con ambas formas: tanto con historias reales de mi vida personal como con historias ficticias. Incluso, a veces me inspiro en las experiencias de amistades cercanas y compongo a partir de sus vivencias también».
—¿Por qué el «man de las camisas»?
—El «man de las camisas» me lo pusieron los propios fanáticos; yo no lo elegí. Al lanzar Tan Rico, que es la canción que marcó el sello de las camisas tropicales, empecé a fusionar los géneros musicales en mis canciones, combinando lo tropical con camisas hawaianas y coloridas, lo urbano y juvenil, y a veces con toques clásicos. A partir de ahí, me empezaron a llamar el «man de las camisas» o el «chico de las camisas».
«Realmente, la imagen que presento con mi propuesta musical creo que va de la mano. Al principio, no me costó mucho trabajo lograrla porque ya la tenía clara en mi mente. Esta fusión ha tenido una muy buena aceptación; al público le ha gustado mucho y a mis fanáticos les encanta.
«No es un estilo común aquí en Cuba, pero decidí hacerlo parte de mi esencia. Quería reflejar lo tropical y lo caribeño, con una imagen que pudiera proyectarse no solo en nuestro país, sino en todo el mundo. Hoy, muchas personas me identifican por eso, y me alegra que se haya convertido en parte significativa de mi imagen».
—¿Podrías darnos algún adelanto de tus planes para tus próximos temas?
—A mí realmente me encanta fusionar géneros musicales para generar ese impacto en el público. Es algo que también experimento como oyente cuando escucho a artistas que han marcado generaciones a nivel nacional e internacional. Estos artistas tienen la capacidad de sorprenderte cuando piensas que la canción ha terminado, te asombran con algo inesperado, lo cual crea una conexión brutal.
«Quise implementar esa misma sensación en mis propias canciones al fusionar géneros. Un ejemplo reciente es la canción Dosis de cintura, donde combinamos el flamenco con el pop, y, además, le di un toque de rumba al final para aportar esa buena “sandunga” cubana. Así seguirán siendo mis próximos proyectos y estrenos. Aunque no quiero adelantar demasiado, sé que disfrutarán esta nueva faceta mía, donde me escucharán en géneros que a lo mejor ni se imaginan que podría explorar».
La música, sin duda, ha sido el motor que ha impulsado a Bryan desde sus primeros pasos en el mundo artístico. Su pasión por los ritmos, las melodías y la composición ha sido el eje central de su vida. Sin embargo, hay una faceta de él que quizá muchos de sus seguidores desconocen: su amor por el deporte, en especial por el fútbol. Bryan encuentra en el deporte una vía de escape, una forma de liberar la tensión acumulada en su carrera musical. «Soy muy futbolero, y eso me ha ayudado mucho a relajar la mente», confiesa, demostrando que detrás del artista hay un joven que, como muchos, busca equilibrio en su vida.
A lo largo de su corta pero prometedora trayectoria, Bryan ha tenido la oportunidad de conocer y ser apoyado por grandes figuras del mundo de la música. Un ejemplo de ello es Olga Tañón, quien lo respaldó cuando lanzó su sencillo Tan rico. Para él, este gesto no pasó inadvertido, y ha manifestado en varias ocasiones su deseo de colaborar con ella en un futuro. Además, Bryan sueña con trabajar junto a la banda colombiana Morat, una de sus influencias musicales más significativas.
Pero más allá de sus aspiraciones y sueños, también se muestra como un joven con los pies en la tierra, consciente de los retos que enfrentan los nuevos talentos en la industria musical. Aunque no ha tenido acceso a una educación formal en música, él es un firme creyente en la importancia de la pasión y la constancia. «El mundo no se trata de velocidad, sino de constancia y hacer las cosas bien», afirma.
Con la vista puesta en el futuro, imagina su carrera llena de logros y colaboraciones que trasciendan fronteras. Entre sus metas más ambiciosas se encuentra ganar un Latin Grammy, un sueño que, aunque parece lejano, él está decidido a alcanzar. Para Bryan, no hay límites cuando se trata de sueños y de trabajar para lograrlos: «Vamos a proponérnoslo y soñar en grande, porque para eso sirven los sueños», concluye.
(Fragmentos de la entrevista publicada en la revista Alma Mater)