El intenso curso cofradiero que arranca ahora se va a abrir con el debate de la equiparación de la subvención para todas las hermandades de penitencia, vayan a la Catedral o no. En los años 90 y en tiempos de aquel poderoso G-7 se extendió la teoría de que el campo para el que lo trabaja. Es decir que la subvención se la llevaban las hermandades que la generaban,, que son las que van a la Catedral, y después estas por voluntad propia cedían una parte que el Consejo utilizaba en repartir entre Vísperas, Glorias y Sacramentales. Algunos teorizan lo siguiente. Si se equipara la subvención, ninguna hermandad que sale en los días previos a la Semana Santa querra incorporarse a la nómina solo por aumentar su cupo. Es decir que la medida provocaría el efecto tapón. Sin embargo no solo es eso. Hay Vísperas que están haciendo un esfuerzo económico y de ingenio para lograr una homologación con el resto. Fijándonos solo en la cofradía, ejemplos son la Milagrosa con su misterio, Bellavista con su proyecto de palio, San José Obrero con el de paso de Cristo Alcosa con su nuevo grupo escultórico o Pasión y Muerte y la Corona con la configuración de sus cortejos. Pasar a cobrar, las de dos pasos, de 13.245 euros a 38.561 supondría un incremento del 291 % que si se hace sería gradual, no de golpe. Pero esto del nuevo cupo no va a ser fácil. Las Glorias tienen ya las orejas levantadas.