El tenis más aplaudido suele ser el de ataque, el de los jugadores que buscan profundidad en sus golpes, tocar las líneas, tiros ganadores, subidas a la red... Pero sólo con eso no es suficiente para ser un gran campeón. Jannik Sinner es el número uno del mundo y tiene ese potencial, pero en su partido de tercera ronda del US Open contra el australiano Christopher O'Connell demostró que además también sabe defender y tiene capacidad de sacrificio.
Fue espectacular lo que devolvió el italiano, hasta cuatro remates logró responder, alguno desde la misma esquina de la pista Arthur Ashe. Parecía que había logrado lo más complicado, pero...
Logró dar la vuelta a la situación y ser él el que atacara. Provocó una pelota corta del “aussie”, se generó la oportunidad y únicamente le faltaba rematarla, pero en el golpe más fácil, en una derecha a media pista a placer, la tiró fuera. Pese a todo, ha sido uno de los puntos del torneo.
Sinner es el gran favorito para ganar el último Grand Slam de la temporada. Ya lo era antes de empezar por el ranking que tiene: número uno del mundo. Pero ahora ya lo es en solitario después de las eliminaciones prematuras de Carlos Alcaraz en segunda ronda, a manos de Van de Zandschulp; y de Djokovic en tercera ante Popyrin. La duda era cómo iba a gestionar la tensión por toda la polémica que le rodea después del positivo que dio en pasado marzo en Indian Wells del que un tribunal ha declarado que no tuvo responsabilidad. De momento, lo está haciendo sin problemas. Sólo dudó en el estreno y al comienzo: perdió el primer set, pero después ha sido un huracán tenístico.