El Grupo de Regulares de Melilla Nº 52 es, según el propio Ejército de Tierra, la unidad más condecorada de España. Su historia y las numerosas condecoraciones que ha recibido a lo largo de más de un siglo reflejan un profundo compromiso con la defensa de España y una participación destacada en numerosos conflictos y misiones tanto en territorio nacional como en el extranjero.
Esta unidad tiene sus orígenes en la creación de las fuerzas de Regulares en 1911. Estas unidades fueron establecidas como tropas indígenas de choque en el entonces protectorado español de Marruecos. Los Regulares fueron concebidos como unidades de infantería ligera y caballería, compuestas mayoritariamente por soldados marroquíes bajo mando español. Se caracterizaron por su capacidad para operar en terrenos difíciles y su habilidad en combate cuerpo a cuerpo, lo que los convirtió en una fuerza esencial durante las guerras de Marruecos.
La formación de los Regulares fue impulsada por la necesidad de disponer de tropas que estuvieran mejor adaptadas al entorno geográfico y a las tácticas de guerra irregulares empleadas por las tribus locales. Estos soldados mostraron desde el principio un gran valor y una lealtad inquebrantable, lo que les valió el respeto tanto de sus aliados como de sus enemigos. El Grupo de "Regulares de Melilla" Nº 52 se distinguió especialmente en las campañas de pacificación del Rif, donde su intervención fue crucial en numerosas batallas, incluidas las que se libraron durante la Guerra del Rif (1921-1926).
A lo largo del siglo XX, los Regulares fueron desplegados en numerosos conflictos, incluida la Guerra Civil Española, donde su participación fue significativa en varias batallas clave, siempre del lado de los militares sublevados. Posteriormente, durante el proceso de descolonización del norte de África, el papel de los Regulares se adaptó a las nuevas circunstancias, manteniendo su relevancia en las misiones del Ejército de Tierra español.
Tras la retirada de España del Protectorado en Marruecos, los Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas 2 y 5 se repliegan a la ciudad de Melilla, finalizando la primera época de los Regulares e iniciándose la segunda como una Unidad de línea de Infantería, con personal de reemplazo, pero que mantenía aquella impronta de sus orígenes de ser empleada en las más difíciles ocasiones y hacía gala de su austeridad y preparación para los rigores del combate.
El año 1985, desaparece el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas Alhucemas Nº 5, haciéndose depositario de su historial el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla Nº 2 que pasó a denominarse Regimiento de Infantería Motorizado Fuerzas Regulares de Melilla nº 52, recogiendo, igualmente, los historiales de los extinguidos Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas Nº 7 y 8 y el del Regimiento de Infantería Melilla Nº 52, contribuyendo con ello a que el Grupo de Regulares de Melilla Nº 52, denominación que recibe desde el 1 de enero de 2000, sea la Unidad más condecorada del Ejército Español.
En 1999, con la profesionalización de las Fuerzas Armadas, nace la tercera época de los Regulares. El 20 de febrero de 2002, el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, hace entrega de la Nueva Enseña Nacional al Grupo de Regulares de Melilla nº 52, con la inscripción del nombre actual de la Unidad. En enero de 2006, la unidad abandona el acuartelamiento Santiago y se traslada a las modernas instalaciones de la base Alfonso XIII, donde se ubica actualmente.
Con el tiempo, los Regulares de Melilla han participado en numerosas misiones internacionales, desde los Balcanes hasta Afganistán, lo que demuestra su capacidad para adaptarse a los desafíos modernos. Estas misiones han incluido tareas de mantenimiento de la paz, operaciones humanitarias y la lucha contra el terrorismo, destacando siempre por su profesionalidad y eficacia.
La unidad acumula un impresionante número de distinciones, incluidas las unidades de las que hereda su historial: así, cuenta con nueve Laureadas de San Fernando colectivas, 30 Laureadas de San Fernando individuales, 33 medallas militares colectivas y 79 individuales, además de 85 distinciones de la orden militar de María Cristina.
La Laureada de San Fernando es la condecoración militar española más alta y está destinada a premiar actos de heroísmo excepcional en combate.
Desde su creación, los Regulares han estado en la primera línea de numerosos conflictos y operaciones militares. Su primera gran prueba fue durante las guerras en el norte de África, donde participaron en campañas cruciales como la Guerra del Rif. En esta guerra, los Regulares de Melilla se enfrentaron a fuerzas rebeldes bajo el mando de líderes como Abd el-Krim, y su contribución fue fundamental para la eventual victoria española.
Durante la Guerra Civil Española, los Regulares de Melilla fueron una de las fuerzas más decisivas en el conflicto. Participaron en muchas de las batallas más importantes, como las del Frente de Madrid, la Batalla de Guadalajara, y la Batalla del Ebro. Su disciplina, valentía y eficacia en combate les ganaron un lugar especial en la historia militar de España.
En la segunda mitad del siglo XX, tras la independencia de Marruecos, los Regulares se integraron plenamente en el Ejército de Tierra español. Participaron en misiones de pacificación y en la defensa del territorio nacional, adaptándose a los cambios geopolíticos y a las nuevas amenazas. Con el tiempo, el Grupo de "Regulares de Melilla" Nº 52 se convirtió en una unidad moderna, capaz de operar en diferentes teatros de operaciones y de cumplir con las exigencias de la guerra contemporánea.
En las últimas décadas, los Regulares han sido desplegados en diversas misiones internacionales bajo el marco de la ONU y la OTAN. Han servido en los Balcanes, Afganistán, Líbano y otros lugares donde la seguridad internacional ha requerido su presencia. Estas misiones no solo han demostrado la capacidad operativa de los Regulares de Melilla, sino también su compromiso con la defensa de los intereses de España y la comunidad internacional.
Hoy en día, el Grupo de "Regulares de Melilla" Nº 52 sigue siendo una de las unidades más importantes y respetadas del Ejército de Tierra español. Con sede en la ciudad autónoma de Melilla, esta unidad mantiene sus tradiciones y continúa siendo una fuerza de élite dentro de las fuerzas armadas españolas.
El Grupo está compuesto por varios batallones especializados, que incluyen tanto infantería ligera como unidades de apoyo. Esta estructura organizativa permite a los Regulares de Melilla operar en una amplia variedad de escenarios, desde combates convencionales hasta misiones de mantenimiento de la paz y ayuda humanitaria.
Su organización es de tipo Regimental de Infantería Ligera y se articula de la siguiente manera:
1. Mando y Plana Mayor de Mando (PLMM).
2. Tabor “Alhucemas” I/52 compuesto por:
Uno de los aspectos más destacados de los Regulares es su capacidad para operar en entornos difíciles y bajo condiciones adversas. Su entrenamiento se centra en la movilidad, la adaptación al terreno y la capacidad para realizar operaciones rápidas y decisivas. Estas habilidades los hacen particularmente efectivos en misiones de contrainsurgencia, operaciones especiales y tareas de seguridad en zonas de conflicto.
El Grupo de "Regulares de Melilla" Nº 52 también desempeña un papel clave en la defensa del territorio español en el norte de África. Su presencia en Melilla es fundamental para la defensa de los intereses de España en la región y para garantizar la estabilidad y seguridad en esta área estratégica.