Según los últimos datos, el 92,9% de las escuelas de la franja de Gaza han sufrido algún tipo de daño e impacto
Lamis Osama al-Baa' estaba entusiasmada. Iba a adentrarse en una nueva etapa escolar en la que pasaría de ser estudiante de primaria a estudiante en la escuela preparatoria para niñas Beit Hanoun, gestionada por la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA) en el norte de la franja de Gaza.
Hoy en día se encuentra allí, pero no como estudiante ―tal y como había soñado― , sino como palestina desplazada que busca refugio de los bombardeos. “Antes de que comenzara la guerra, yo acababa de empezar el séptimo grado. Me hizo mucha ilusión porque era una nueva etapa y una nueva escuela. Había pasado seis años en la misma escuela, y esta era nueva. Compré una mochila verde y estaba feliz. Pero solo asistí a clase durante un mes”, afirma con visible tristeza.
La educación es un derecho humano fundamental y una prioridad en Gaza, donde una de cada dos personas es un niño. El impacto de la ofensiva está afectando especialmente en su bienestar mental y psicosocial, el trauma es generalizado y tendrá consecuencias duraderas.
Antes de la ofensiva, UNRWA contaba con 288 escuelas en 183 edificios. Según los últimos datos, el 83,4% de las escuelas de la Agencia han recibido algún impacto o daño y el 92,9% de las escuelas de la Franja, tanto de UNRWA como gubernamentales, han sufrido algún tipo de daño.
“Mi viaje diario a la escuela antes de octubre era agradable. Solía caminar de casa a la escuela con mi amigo. Hablábamos mucho por el camino. Hoy siento que todo fue un sueño. La realidad ahora es que la caminata de casa a la escuela es un viaje de huida de los bombardeos, el miedo y el desplazamiento bajo las bombas. Antes, iba a la escuela sabiendo que me reiría mucho y jugaría, pero hoy en día no me gusta estar en esta escuela o dormir en este aula abarrotada”.
Esta niña de 13 años es una de los casi 625.000 niños y niñas de Gaza que han perdido todo un año académico por la ofensiva israelí en curso, 300.000 de estos menores eran alumnos de escuelas de UNRWA, que provee educación inclusiva y destaca por ser uno de los mejores sistemas educativos de la región. Antes del 7 de octubre, UNRWA era el segundo proveedor de educación más importante en Gaza. Actualmente la situación es desesperante.
Al-Baa salió de su casa el 13 de octubre de 2023 tras recibir mensajes del ejército israelí que les obligaban a desalojar Beit Hanoun. “Salimos alrededor de las 2 de la madrugada y ya estaban bombardeando casas a nuestro alrededor mientras estábamos en la calle”.
“Llegamos a la escuela Al-Zaitoun en la ciudad de Gaza a las 9 a.m. y dormimos en el patio. Los bombardeos continuaban a nuestro alrededor, cerca de la escuela. Dormimos y de repente nos despertamos con la lluvia cayendo sobre nosotros, empapando todas nuestras pertenencias”.
Al-Baa' y su familia pasaron unos tres días en la escuela antes de que fuera asaltada por el ejército israelí y tuvieran que huir de nuevo.
“De repente, nos despertamos la noche del 17 de octubre con cosas que nos caían encima. Me desperté y miré a mi alrededor para encontrar a mi hermano y a tres de mis primos heridos de gravedad. Yo me estaba asfixiando por el humo”, continuó.
Tan pronto como se levantó del colchón, éste se derritió por el fuego. La escuela había sido bombardeada. “Todos gritaban y lloraban, y mi primo herido llamaba a su madre para que se lo llevara. Tuvimos que desalojar la escuela de nuevo después de llevar a los heridos al hospital, y cuatro días después, nos dirigimos al sur”.
Y así es el relato de miles de familias que ya no saben dónde ir, ni qué va a ser de sus vidas. Los últimos meses han sido extremadamente difíciles para todos en Gaza, pero el mayor impacto de esta ofensiva lo están sufriendo los niños y las niñas, el futuro de Gaza.