Su lista de muertes es incalculable y en los últimos años ha ido a más. Unos les atribuyen centenares e, incluso, millares. Las estadísticas oficiales las rebajan a decenas, porque todos los expertos coinciden: «es muy complicado certificar las muertes por esa causa». Sus meses favoritos para actuar son los de verano: junio, julio y agosto. Especialmente los dos últimos, aunque cada vez se le ve actuar antes. «A la llegada de los equipos de Samur-Protección Civil, el hombre estaba semiinconsciente. El varón ha entrado en parada cardiorrespiratoria. No se ha podido revertir la parada», señalan las primeras notas. «A la llegada de los médicos tenía una temperatura corporal de 42 grados», se añade en el texto. Esa es una de sus señas de identidad: la alta temperatura corporal de sus víctimas. A principios de julio, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) tenía activadas varias alertas por altas temperaturas en varias comunidades autónomas. Es su momento favorito para actuar. Texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto texto