El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, concluyó ayer en Dakar una gira de tres días por África noroccidental marcada por los mensajes contradictorios –alternando el tono idealista y el realista– y la ausencia de compromisos e iniciativas concretas para poner freno al repunte migratorio que colapsa en estos momentos el archipiélago canario. Antes de su regreso y en presencia del presidente senegalés Bassirou Diomaye Faye, el líder del Ejecutivo español hizo un balance «muy positivo» de la visita con la que retomaba la agenda internacional tras el parón estival.
Si el martes, durante la primera etapa de la visita en Mauritania el líder socialista había defendido las bondades de la migración regular y enfatizado la apuesta por la circular –llegando a cifrar hasta en 250.000 el número de ciudadanos del país magrebí que podrían beneficiarse de tales iniciativas laborales en nuestro país–, un día más tarde, en un acto que tuvo como escenario el Instituto Cervantes de Senegal, el presidente del Gobierno subrayaba la necesidad «imprescindible del retorno» de quienes llegan a España de manera irregular.
Horas después de que desde la oposición, por medio del líder del PP Alberto Núñez Feijóo, se acusara al presidente del Gobierno de crear un «efecto llamada» y de que, por su parte, el canciller alemán Olaf Scholz hiciera público que aceleraría las deportaciones de inmigrantes irregulares, Sánchez defendía que el «retorno (…) traslada un mensaje desincentivador, nítido, claro y contundente a las mafias y a quienes se ponen en sus manos, pero esencialmente porque la legislación europea y española obligan a ello». Fuentes del Gobierno salieron al paso ayer de las críticas del PP –que advirtió la «rectificación» de Sánchez– asegurando que la política migratoria es clara y no tiene altibajos ni modificaciones.Lo cierto es que ayer, de nuevo, el presidente defendía en Dakar –en otra declaración ante los medios sin preguntas, como las anteriores junto a los líderes de Mauritania y Gambia– en presencia del presidente senegalés la migración circular– esto es, la contratación de trabajadores en origen para realizar labores estacionales en suelo español para posteriormente regresar a su país– como «vacuna» contra las mafias y quienes «extienden el odio y la xenofobia».
En definitiva, si, en las propias palabras de Sánchez, uno de los objetivos de la visita oficial fue «reconocer el gran esfuerzo» que están haciendo Mauritania, Gambia y Senegal «para frenar el drama de miles de personas que arriesgan su vida buscando un futuro mejor» y trasladarles la voluntad de España de apoyarles en ese «esfuerzo», lo cierto es que el presidente regresó a Madrid sin ningún compromiso adquirido con los citados países de la región para tratar de frenar la masiva llegada actual de pateras y cayucos hasta las costas españolas por una vía, la atlántica, que es la más mortífera del mundo y que canaliza varias rutas migratorias del continente. El colapso de las capacidades canarias coincide en el tiempo con un repunte en las llegadas a Ceuta a través de Marruecos y también con una tendencia al alza en la ruta argelina hacia las costas de Baleares y el sureste español.
Coincidencia o no, los mensajes de esperanza de Sánchez sobre la cooperación migratoria con Nuakchot coincidían este miércoles con la entrada en vigor de la exigencia de visados de tránsito aeroportuario para los ciudadanos mauritanos en sus escalas en España. El aeropuerto internacional de Madrid-Barajas volvía a registrar en las últimas semanas un repunte de solicitudes de asilo por parte de ciudadanos del país magrebí aprovechando el tránsito de vuelos con destino a países de América Latina.
Tampoco hubo alusión durante la visita al cumplimiento de lo prometido hace seis meses también en Nuakchot por parte de Sánchez conjuntamente con la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen. El presidente del Gobierno prometió 300 millones de euros para distintos programas destinados a la modernización y el estímulo de la economía de Mauritania, los cuales se sumaron a los 210 millones ofrecidos por la jefa de la Comisión, a cambio de una mayor cooperación en la lucha contra la migración irregular.
A lo largo de este año Mauritania se ha consolidado como el primer punto de partida de embarcaciones procedentes de todo el continente –con los malienses a la cabeza– con destino Canarias sin que las promesas efectuadas por Sánchez y Von der Leyen hayan tenido una traslación en la reducción del número de tentativas de emigración irregular en los últimos meses.
Por otra parte, Sánchez destacó ayer en Dakar el «excelente estado de la relación bilateral» con Senegal y en particular «la excelente trayectoria de colaboración» en materia de gestión de los flujos migratorios. «Es justo decirlo y creemos que podemos seguir reforzando esa colaboración». En concreto, el presidente del Gobierno destacó en la capital senegalesa que las fuerzas y cuerpos de seguridad de los dos países trabajan juntos desde hace años y constituyen «un ejemplo de colaboración y de cooperación operativa bilateral para hacer frente a las mafias, a las redes de tráfico de seres humanos, además del crimen organizado».
Con todo, el joven líder senegalés Bassirou Diomaye Faye –que tomó en marzo posesión del cargo– advirtió a Sánchez de que, junto a las «medidas represivas, es necesaria una cooperación más estrecha entre los dos países para luchar contra las causas profundas del fenómeno».
En la víspera y como ejemplo del nuevo impulso de cooperación con la región, Sánchez había anunciado también en Dakar la creación de la denominada Alianza Avanza África, un nuevo marco que, «favoreciendo la colaboración entre autoridades locales, administraciones españolas, instituciones financieras internacionales y empresas», contribuya al «impulso de inversiones concretas en el África Occidental», según consta en la web de la Presidencia del Gobierno.
Además, la iniciativa –para la que Sánchez no avanzó el miércoles ninguna dotación económica concreta aunque desde Moncloa se anticipa que contará con la colaboración del Banco Europeo de Inversiones, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, así como con el apoyo de diferentes empresas– pretende «fomentar el desarrollo económico y productivo en la región, generando empleo y aprovechando el capital humano existente en el continente».
El objetivo de la nueva iniciativa es, según el presidente del Gobierno, que «miles de jóvenes africanos vean cumplido su sueño de formarse y acceder a empleos de calidad». Por último, Sánchez dejaba constancia en su alocución que ha trasladado a Faye una invitación del Rey para que el mandatario senegalés visite España, que este ha aceptado.
