Duro revés para BBVA. La decisión del Gobierno de vetar la OPA de la húngara Magyar Vagon sobre Talgo es un mensaje indirecto de Moncloa para que la entidad que preside Carlos Torres desista de su empeño, anunciado hace cuatro meses, de hacerse con el Banco Sabadell. Así lo admiten estos días en la cúpula económica del Ejecutivo.
Fuentes próximas al equipo económico de Pedro Sánchez, a las que ha tenido acceso Confidencial Digital, confirman que, aunque la de Talgo y el Sabadell son operaciones que no son comparables, tienen algo en común: el rechazo en redondo de Moncloa a que salgan adelante.
Comenzó con el rechazo de Puente
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ya anticipó hace unos meses que el Gobierno haría todo lo posible para frenar la operación húngara en Talgo, como finalmente ha ocurrido. Fue la misma reacción que protagonizó el titular de Economía, Carlos Cuerpo, cuando se conoció que BBVA había lanzado una OPA hostil sobre el Banco Sabadell.
Cuerpo dijo en ese momento que rechazaba la OPA “tanto en la forma como en el fondo” porque tendría consecuencias graves para el sistema financiero español. Y recordó que el Gobierno tenía la última palabra sobre su autorización.
Desactivar la OPA sobre el Sabadell
Fuentes del Ministerio de Economía asumen que, en el caso de BBVA, el Consejo de Ministros no puede vetar directamente la OPA, pero sí tiene capacidad para prohibir una fusión entre los dos bancos.
Es decir, que, aunque inicialmente la operación saliera adelante, el Ejecutivo está dispuesto a tirar de todos los recursos a su alcance para desactivarla.
Hay que recordar que la OPA de BBVA ha enfrentado todo tipo de obstáculos desde que se filtraron las intenciones iniciales del banco que preside Carlos Torres, que se conocieron a finales del pasado mes de abril. Pero todo es superable, reconocen incluso altos ejecutivos de BBVA, salvo la oposición del Gobierno.
Así, según ha podido saber Confidencial Digital por fuentes conocedoras de la operación, el veto a la oferta lanzada por el consorcio húngaro sobre Talgo es un rotundo aviso a BBVA por parte del Gobierno, que está dispuesto a reventar cualquier operación empresarial que no sea de su agrado, aunque no tenga un plan B para las empresas afectadas.
Los accionistas de Talgo lo vieron venir, porque poco a poco su cotización se ha ido alejando del precio de 5 euros ofrecido por el grupo húngaro. Un precio que, por cierto, no llegó a alcanzar en ningún momento del proceso.
Según las fuentes consultadas por ECD, Moncloa ha concluido que la fusión de ambas entidades puede generar problemas de competencia, especialmente en comunidades como Cataluña o Valencia.
Con ese argumento, miembros de la cúpula económica del Gobierno dan por hecho que el Ministerio de Economía intercederá a través de los supervisores y reguladores para establecer exigencias elevadas en el caso de que la OPA acabe fructificando.
Ahora, se está a la espera de la autorización del Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), que pueden condicionar su visto bueno a que BBVA asuma determinados compromisos, como, por ejemplo, no cerrar determinadas oficinas o mantener las condiciones comerciales de los clientes de Sabadell.
Si la OPA consigue estos permisos, será el momento de que se pronuncien los accionistas del Banco Sabadell, que son los que tienen la decisión de vender sus acciones al BBVA o mantener el banco catalán en solitario. “El Consejo de Ministros no tiene un elemento de decisión sobre la OPA”, reconocen altos cargos de Moncloa.
Ahora bien, en caso de que más del 50% de los accionistas del Sabadell acepten vender, el BBVA se convertiría en propietario del banco que preside Josep Oliú y, según anunció cuando comunicó públicamente su OPA hostil, “tiene intención de promover, con la mayor celeridad posible, una fusión por absorción” de las dos entidades.
Esa fusión es la que requiere la autorización del Ministerio de Economía que ya ha dejado claro que no la piensa autorizar. “BBVA tendría la propiedad del banco, pero seguirían siendo dos entidades separadas”, insisten fuentes próximas al ministro Carlos Cuerpo.
En privado, en Moncloa reconocen a ECD que el objetivo de impedir la fusión es evitar a toda costa que desaparezca la marca Sabadell, el segundo gran banco de Cataluña después de CaixaBank, con el objetivo de no enfadar a los socios catalanes del Ejecutivo.
Una situación que sería homologable a la que se vivió con Banesto que, tras su intervención, fue adquirido en una subasta por el Banco Santander en 1993, pero mantuvo su independencia como marca durante casi dos décadas, hasta que desapareció en 2012.
Hay que destacar que la cúpula de BBVA lleva varias semanas intentando convencer a las autoridades y a cualquier agente implicado de las ventajas de la transacción.
Carlos Torres aprovechó un acto en la sede de BBVA, el pasado mes de junio, para halagar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la marcha de la economía española.
La posición que adopte Moncloa es crucial para que la fusión, que no la OPA, salga adelante. Una oposición, como la expresada hasta ahora, complica también las rentabilidades de la operación. Otra forma también, reconocen en BBVA, de torpedear la transacción por parte del Ejecutivo.