Cualquier segundo cuenta y más aún en una edición como ésta de
La Vuelta tan igualada, sin un claro favorito que sea muy superior al resto y con tantos aspirantes a pisar el lugar más alto del podio
final de Madrid el próximo 8 de septiembre. A priori la
11ª etapa de hoy no presentaba una dureza excesiva como para esperar un revolcón en la clasificación general, pero había que estar atentos a la última ascensión del día, que engañaba un poco. La subida al
Puerto Cruxeiras, de tercera categoría. Corta, de 2,8 kilómetros pero con una pendiente media del 9%. Un escenario ideal para medir las fuerzas de los adversarios, ocasión que no desaprovechó
Primoz Roglic.Seguir leyendo...