Varias decenas de ex rehenes o allegados a víctimas del ataque de Hamás en Israel expresaron el miércoles su oposición a la organización por las autoridades de una ceremonia para la conmemoración de las masacres del 7 de octubre.
En una carta enviada a la ministra Miri Regev, responsable de la organización de esta ceremonia, dicen que rechazan "cualquier uso de fotos de (sus) allegados, muertos o vivos (...) o la mención de sus nombres".
Los firmantes, entre ellos una decena de ex rehenes, piden también la anulación de la ceremonia con un costo estimado en más de un millón de euros por la prensa local.
Abogan para que el gobierno "traiga de regreso a los rehenes" antes de cualquier otra preocupación.
El ataque del 7 de octubre causó la muerte de 1.199 personas de lado israelí, en su mayoría civiles, según un cálculo de AFP a partir de datos oficiales.
Les represalias israelíes en la franja de Gaza, donde Hamás tomó el poder en 2007, causaron al menos 40.534 muertos y un desastre humanitario y sanitario, según el ministerio de Salud del gobierno de Hamás,
De 251 personas secuestradas el 7 de octubre, 103 siguen retenidas en Gaza, de las cuales 33 declaradas muertas por el ejército.
El lugar de la ceremonia también causó polémica, pues los kibutz devastados por Hamás rechazaron recibirla.
Regev había anunciado que escogió a la ciudad de Ofaqim, cuyo alcalde es miembro del partido Likud (derecha), del Primer ministro, Benjamin Netanyahu, y donde más de 40 policías, soldados y civiles murieron el 7 de octubre.
La ceremonia será grabada con antelación y sin público, habían anunciado los organizadores.
Varios cantantes populares rechazaron presentarse en esta ocasión, inclusive algunos considerados de derecha.
Familias de víctimas anunciaron la celebración de una ceremonia alternativa en un parque de Tel Aviv.
mib/sbh/feb/eg/mb