Algunas personas, sobre todo niños, sufren lo que se conoce como cinetosis o mareo del movimiento, cuando viajan en coche, un problema que puede prevenirse
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Estamos deseando que lleguen las vacaciones para emprender aquel viaje que tanto hemos estado preparando durante todo el año. Tanto si va a ser en coche, como en tren o en avión, a más de uno le gustaría ahorrarse el trayecto. Y es que algunas personas sanas son propensas a marearse, un problema que en términos médicos se conoce como cinetosis o 'enfermedad del movimiento'.
Según datos de la Sociedad Española Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC), la cinetosis aparece en más del 40% de los niños entre 7 y 12 años cuando viajan en coche o en autobús. Algunos estudios nos dicen que más de la mitad de las personas que viajan en coche sufren mareos y que aproximadamente dos de cada tres personas han experimentado mareos en el coche en algún momento de su vida. ¿Por qué nos sucede esto? ¿Podemos evitarlo?
La teoría del conflicto sensorial nos dice que un factor clave en el mareo por movimiento es nuestro sistema de equilibrio, que no se mantiene solo con un solo órgano sino que combina lo que vemos y lo que sentimos con la información que recibe del órgano de equilibrio en nuestros oídos internos y que es el que dice exactamente dónde estamos.
Nos mareamos porque nuestros sentidos entran en conflicto, es decir, hay una discordancia entre las entradas sensoriales reales y las esperadas. Cuando vamos en coche o en cualquier otro medio de transporte, algunas personas procesan de manera errónea la información visual que reciben. Es decir, los ojos, el oído interno y el cuerpo envían mensajes contradictorios al cerebro.
Cuando viajamos en coche, nuestro cuerpo permanece inmóvil pero el vehículo se mueve. Y esto se acentúa cuando vamos por una carretera de curvas o cuando la conducción es un poco agresiva, es decir, con frenadas bruscas y mayores aceleraciones.
Esto explicaría también por qué no nos mareamos en otras situaciones, como cuando bailamos o por qué si conducimos tampoco nos mareamos tanto como si vamos de pasajeros. Al conducir, podemos controlar y, por tanto, nos anticipamos mejor al movimiento del coche en comparación a cuando somos pasajeros y esto reduce las discrepancias entre el movimiento que esperamos y el percibido.
El cerebro recibe mensajes contradictorios de las partes del cuerpo que detectan el movimiento: los propioceptivos, el oído y el sentido visual. Es decir, los sentidos propioceptivos nos dicen que no estamos en movimiento. Nuestro oído interno, que es el que nos ayuda a controlar el sentido del equilibrio, en cambio, detecta que estamos en movimiento y le envía a nuestro cerebro este mensaje. Y los sentidos visuales depende: si miramos fuera veremos que sí estamos en movimiento pero si miramos dentro, no.
Es lo que ocurre cuando en el coche miramos el móvil: la parte del oído y el movimiento nos dice que nos movemos, pero el mensaje de los ojos nos dice que estamos quietos. Si no miramos por la ventana, los oídos internos perciben movimiento, pero los ojos mantienen una vista estática.
¿Qué hace el cerebro? No puede procesar estos mensajes contradictorios e intenta averiguar qué señal de las que recibe es la correcta. Comenzamos a marearnos y aparecen síntomas como palidez, sudoración fría o dolor de cabeza. Aunque son los más comunes, es verdad que varían de una persona a otra ya que, además de estos síntomas descritos, también pueden aparecer pérdida de apetito, apatía o salivación excesiva. Si el movimiento no para, estos síntomas pueden acabar en náuseas, arcadas y finalmente vómito.
Algunos estudios nos dicen incluso que la genética también puede jugar un papel importante en algunos casos y que podría predisponer a una persona a marearse y otros que ciertos trastornos, como las migrañas, también aumentan la probabilidad de sufrir mareos por movimiento.
Podemos intentar minimizar el riesgo de marearnos si procuramos que la información que recibe nuestro sistema nervioso sea lo más coherente posible. De acuerdo con esta investigación, realizada sobre varios estudios de mareo por movimiento, el mareo se puede prevenir mediante modificaciones conductuales y ambientales. Unas medidas que se simplifican en:
Si en lugar del coche vamos a coger un barco, un tren o un avión, nos puede ayudar, además de todo lo descrito, tomar medidas como viajar en el sentido de la marcha. En estos casos, en los que es posible sentarnos en dirección contraria a la que vamos, lo más recomendable es sentarnos en el sentido de la marcha ya que la posibilidad de anticipar el movimiento futuro se reduce con esta posición y disminuye el riesgo de que aparezcan náuseas.
Si a pesar de todo los mareos son frecuentes, sea cual sea el medio de transporte, o los síntomas son muy intensos, existe la posibilidad de recurrir a algún fármaco que nos ayude a mejorar los síntomas del mareo. Aunque podemos adquirirlos sin receta, es mejor consultar con un médico para que nos indique cuál es mejor para nosotros y en qué dosis.